Capítulo 34.- Un ritmo lento. Delicado. Sin prisas.

5.4K 523 300
                                    


Durante el camino al local Clarke en ningún momento soltó mi amarre, no se separó ni por un segundo de la unión de nuestros brazos mientras caminábamos al mismo paso. Y yo podía jurar que me sentía flotar. Que podía sentir como mi cuerpo permanecía en una nube, como en un estado de ensoñación. Que podía sentir como mi cuerpo experimentaba toda clase de emociones, todas ellas agradables. Me sentía poderosa al ir acompañada de ella. Al mostrarle al mundo que esta diosa iba de mi brazo. Del brazo de un simple mortal. Pero que era mi brazo y el de nadie más.

Y de no ser por el ruido que al abrir la puerta del local chocó contra mis pensamientos, yo aún podría estar enumerando en mi cabeza cada aspecto maravilloso que había experimentado con la presencia de Clarke tan cerca de mí.

-Vamos a divertirnos un rato. –Dijo Clarke soltando mi brazo para agarrar con fuerza mi mano y así guiarme por el local tras el resto. Algo que realmente agradecía porque no quería librarme de su contacto, al menos no tan pronto.

Sin ser casi consciente de mi cuerpo dejé que Clarke me guiase por donde quisiera y hasta donde quisiera. Como si yo misma fuese un viajero perdido por el bosque se dejase guiar por las risas y los gráciles movimientos de las ninfas. Me daba exactamente lo mismo. Y me daba exactamente igual que el grupo pudiera interpretar lo que le diese la gana al observar como Clarke seguía manteniendo nuestras manos unidas, aun después de parar nuestro camino. Y me daba exactamente igual que mi hermana pudiera echarme la charla después al ver como Clarke me sonreía y apretaba ligeramente mi mano. Y me daba exactamente igual que el mundo se acabase justo en ese momento porque yo había alcanzando un nivel de felicidad increíble. Porque estaba sintiendo una cercanía maravillosa con ella, como antes nunca había sentido.

-¿Qué quieres tomar? –Me susurró cerca de mi oído. Sin soltar mi mano. Y haciendo que casi me desvaneciera al observar ese movimiento que había hecho al acercarse a mí.

Bendita la música alta que me permitía de esta forma recrearme con su voz tan cerca de mi oído.

-Ron. Ron con coca cola. –Le aseguré mientras su olor me envolvía por completo. Un olor que me embriagaba de forma dulce hasta invadir todos mis sentidos.

Y entonces yo me arrepentí por completo al hacerle mi pedido. Porque fue pronunciar mis palabras y ella cumplirlas sin duda alguna, acercándose a la barra mientras se perdía entre la multitud, haciendo que la unión de nuestras manos se rompiera por completo y provocando un vacio dentro de mí bastante desagradable.

-Lex. ¿Podemos hablar? –Dijo Lincoln posicionándose justo en frente de mí, quitándome las vistas que yo tenía sobre Clarke. Privándole a mis ojos de semejante belleza.

-¿Ahora? –Pregunté un poco a la defensiva, muriéndome de ganas porque Clarke volviese junto a mí lo antes posible.

-Es sólo un momento. –Me aseguró mi amigo a la vez que me entregaba una copa para mí. –Va toma. Vamos a hablar. –Dijo inclinándome ligeramente la cabeza hacia una zona más apartada.

-Está bien. –Contesté mientras me guiaba hacia dicha zona, una pequeña terracita no muy lejos de donde estábamos, pero lo suficiente para yo sentirme demasiado lejos de Clarke. Aunque ahora mismo hasta un centímetro de distancia sería demasiado entre nosotras.

-Creo que... Creo que debemos arreglar la situación que tenemos. –Decía Lincoln un poco nervioso.

-¿De qué hablas? –Le pregunté un tanto desconcertada tras dar un trago de la bebida.

-De la situación que tenemos. Es un tanto... diferente. –Me explicó mirándome a los ojos.

Y posiblemente tenía razón. Desde que le proporcioné el bofetón nuestra relación había sido un poco diferente. Puramente de trabajo y algún que otro comentario, pero nada había sido lo mismo desde entonces. Yo lo sabía, el lo sabía, todo el mundo lo sabía.

Tal vez (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora