Capítulo 28.- Mentirosilla.

5.2K 467 103
                                    


El siguiente día transcurrió más o menos igual que el anterior, excepto por el momento en que en la cocina fue mi madre la que acompañó a Clarke, sustituyendo de ese modo a mí hermana. Creo que mi madre quedó demasiado asombrada con la buena mano que tenía Clarke para la cocina. Y creo que lo que de verdad ansiaba era conocer el hecho de que cómo había logrado que yo probase tal cantidad de verduras, sin rechistar y sin llevarme una regañina.

Querida madre, eso es un gran misterio. Un misterio que Clarke no conoce. Un misterio que ni yo misma conozco, así que se vendrá a la tumba conmigo. Ni el mismísimo Hades será conocedor de tal enigma.

Y después de comer a mi hermana se le ocurrió la idea de ver una película en el salón. Pero por misterios de la vida, tanto ella como mi madre desaparecieron, excusándose con patrañas que nadie creería. Desaparecieron no sin que antes mi queridísima hermana ambientara a su gusto el salón, cerrando la ventana y la persiana, poniendo como excusa que le molestaba la luz de la calle reflejada en la pantalla. Algo que verdaderamente parecía razonable. Pero era algo que yo sabía que entrada dentro del jueguecito que estaba montando. Y más cuando ni tan siquiera iba a ver la película con nosotras.

¿Y las velitas? Le pregunté yo con ese código de miradas que teníamos.

-Es que huelen tan bien. –Contestó a viva voz antes de que su móvil comenzase a sonar. –Ups. –Sonrió mientras observaba su pantalla y Clarke hacia su aparición con un tarro repleto de palomitas. –Me tengo que ir. Viejas amistades.

-¿Te vas? –Preguntó Clarke. -¿No íbamos a ver una peli?

-Sí sí. Pero no pasa nada. –Dijo rápidamente mi hermana. –La veis vosotras. –Agarró con suavidad a Clarke para sentarla a mi lado, muy cerca de mí. –Por cierto, mamá ha ido a casa de tía Indra. Cosas de mayores. –Sonrió antes de marcharse. –Portaos bien. –Gritó desde la entrada.

-Bueno... -Dijo Clarke alzando un poco las cejas mientras se acomodaba bien en el sofá. -¿La vemos, no? –Preguntó conectando nuestras miradas.

-Sí tú quieres... -Contesté con un tono algo despreocupado, mientras en mi interior una voz gritaba; SÍ, POR FAVOR.

La verdad es que me moría de ganas de compartir un ratito con ella a solas. De poder apreciar sus facciones, de escuchar su risa y de observar sus movimientos sin notar la mirada de otras personas, y así poder recrearme plenamente con mi diosa. Porque desde que estábamos de vacaciones no habíamos compartido un momento a solas de verdad. Ni tan siquiera teníamos ese ratito en el que le leía por la noche y yo me sentía increíblemente feliz por poder compartir el mismo aire que ella. Por poder respirar el mismo oxígeno.

-¿De qué trata? –Preguntó Clarke mientras yo presionaba el play del mando a distancia.

-No sé. –Contesté yo totalmente sincera. Porque la verdad... poco me importaba el argumento de la película, la cuestión es que Clarke iba a verla conmigo. –Pero conociendo a Ontari... fijo que de miedo o algo así.

-¿De miedo? –Preguntó ella arrugando un poco su frente.

-Sí. Las típicas. Esas que básicamente dan risa. –Dije yo mientras las letras iniciales de crédito terminaban, dando paso a un primer plano del típico paisaje solitario, rodeado de árboles y niebla. Tan pero tan típico que hasta asombraba.

La verdad es que me di cuenta de que mientras yo disfrutaba de lo absurda que era la película. De lo mal que actuaban los actores y de que la trama no podía ser más cliché... Clarke parecía no estar pasándolo tan bien. ¿Acaso le daba miedo de verdad ver esas películas? Pero si era algo absurdo, se veía a leguas cada escena con anterioridad.

Tal vez (AU) -Español [Clexa]Where stories live. Discover now