Capítulo 63.- Porque no eres tú.

6.3K 510 186
                                    


-Buenos días. –Dijo Ontari nada más entrar por la cocina, llamando por completo mi atención mientras observaba desde mi posición el pequeño patio interior de la casa. Dejando durante bastante rato que mi cabeza diese vueltas y vueltas con los últimos acontecimientos. Unos acontecimientos demasiado importantes. Algo que posiblemente había provocado una vuelta de hoja a la situación. Posiblemente no. Lo había logrado. Había vuelto el libro por completo del revés sacudiendo todas y cada una de sus páginas.

-Buenos días. –Contesté a la vez que me llevaba la taza de café a los labios, observando como el pequeñajo comía sus cereales mientras miraba los dibujitos que decoraban la caja de su desayuno. Concentrado y ajeno a la realidad. Bendita y adorada infancia.

-Guapo. –Dijo Ontari cuando se acercó hasta nuestro lado para sentarse con nosotros, inclinándose para darle al pequeño un beso en el pelo. –Te veo bien. –Sonrió clavando su mirada en mí. –Por lo visto te sientan bien los comienzos de año eh. ¿Nada que contarme? –Decía alzando sus cejas. -Ayer cierto par desapareció durante un rato por la noche y cuando volvieron tenían una sonrisa de oreja a oreja.... –Preguntó curiosa.

¿Algo que contarle? Tanto y tan poco a la vez.

Porque si, nos habíamos besado, y aunque todo había pasado en mi mente con algo de lentitud mientras observaba y analizaba cada momento para así después retenerlo en mi memoria, en realidad sólo estuvimos fuera unos cuantos minutos. Sólo tuvimos unos minutos para tan maravilloso e increíble acercamiento. Unos minutos que fueron gloria y que aún permanecían casi a flor de piel por todo mi cuerpo. Y es que su olor y su tacto seguían clavados en mí a fuego.

-Nada que contar. –Opté por responderle al darme cuenta de que aun mi mente debía procesar todo por lo que estaba pasando. Que debía asimilarlo para poder expresar algo coherente.

-Oh. Venga ya. No me seas eh. –Refunfuñó frunciéndome el ceño. –Suelta algo de información por esa boquita ya. –Dijo señalándome con un dedo. –Esto no se hace...-Decía negando con la cabeza después de que yo me negase a contar algo. No porque no quisiera, porque sabía que si insistía algo más se lo diría. Era inevitable. Tenía ese cierto don. Pero en cierto modo me gustaba provocarla un poco más, sabía lo inquieta que era y las ganas que tenía siempre por saber cualquier detalle por muy escaso que fuese. Era pues como una pequeña victoria a mi favor de la cual estaba dispuesta a alardear.

-Quizás después... -Dije haciéndome de rogar mientras movía con la cucharilla el café, fingiendo una soberana despreocupación aunque en mi mente todo estaba a punto de combustión.

-Quizás después. –Contestó Ontari imitando mis palabras con un tonito algo irritante.

-¿Quizás después? ¿Qué ocurre después? –Preguntó Clarke nada más entrar por la cocina, captando toda mi atención mientras veía como pasaba con cariño su mano por el pelo del pequeño. -¿Cuándo te has levantado? Eres todo un madrugador y un escapista eh. –Sonrió mientras el pequeño le sonreía de vuelta apartando momentáneamente la mirada de sus cereales para buscar el perdón en los ojos de Clarke.

-Creo que es culpa mía. –Contesté para intentar salvar al pequeño del leve marrón. –Me ha escuchado hablar con Ontari y bueno...

-Bueno. Se lo vamos a pasar. –Dijo esta vez sonriéndome. Haciendo así que todo mi cuerpo terminara de despertarse por completo. Provocando mil y una descarguita por cada resquicio de mi cuerpo. Como siempre. Como siempre había ocurrido desde hacía bastante tiempo.

Ni siquiera fui consciente del tiempo que llevábamos aguantándonos la mirada y sonriéndonos. Quizás demasiado. O quizás no mucho. El caso es que Ontari lo pilló de lleno. Y siendo Ontari, no podía perder la oportunidad. Desde luego que no.

Tal vez (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora