Capítulo 20.- Muro maravilloso.

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Y cuando desperté esa mañana no sabía a ciencia cierta si lo que mis ojos estaban viendo era real o producto de mi imaginación. ¿De verdad había ocurrido algo así? ¿De verdad me había perdido algo tan maravilloso como ver dormir a Clarke a mi lado? ¿En qué momento me había quedado dormida? ¿Y en qué momento lo hizo también Clarke? ¿Por qué no había vuelto a su habitación esa noche? ¿Por qué los dioses habían sido tan crueles conmigo no dejándome despierta esa noche como tantas otras? ¿Por qué me habían privado de semejante regalo? ¿Dónde demonios está Morfeo? Quiero tener una seria conversación con él. Esta sí que no se la perdono.

Todas esas preguntas se esfumaron con rapidez al pensar que al menos tenía aún tiempo para contemplar a esa preciosa diosa dormir a mi lado. Observar como su pelo caía graciosamente sobre la almohada. Observar cómo se movía ligeramente debido al ritmo que marcaban sus respiraciones. Observar sus labios. Sus preciosos y apetecibles labios. De repente sentía la necesidad de besarlos. De comprobar su tacto directo con los míos. De comprobar cómo se sentía la piel de su cuello también a través de mis labios. Todo en ella me parecía tremendamente apetecible. Su piel blanca y sus rosados labios eran una tortura para mí esa mañana. Una tortura realmente increíble y maravillosa.

Y no supe realmente que dios me brindó la fuerza y el valor necesario como para alzar mi mano y con tremendo cuidado acariciar ligeramente la línea de su mandíbula con mis dedos. Fue una sensación tremendamente increíble. Mi mano temblaba y era fuego. Y ese dios al que yo debía darle las gracias enormemente, me dio un nuevo empujón, y mientras acariciaba con sumo cuidado su mandíbula y parte de su mejilla, mi dedo pulgar se atrevió a trazar cuidadosamente sus labios, con un simple roce, algo imperceptible.

Y un miedo atroz me atrapó tras la idea de que pudiera despertar y pillarme en semejante acción. ¿Qué le diría? Aquello era una situación realmente incómoda. No quería volver a parecer un bicho raro ante ella. Así que aparté de forma rápida y nerviosa mi mano y la oculte tras las sabanas, pero eso sí, sin apartar mi mirada de su precioso y perfecto rostro. Recreándome de nuevo con su presencia.

Y agradecí enormemente mi repentino pensamiento de dejar de acariciarla ya que minutos después empezó a dar indicios de despertar. Sus pestañas se movían de forma graciosa aún sin dejar a sus ojos libres del todo, y su respiración capturó gran cantidad de aire llenando sus pulmones para después soltarlo de forma perezosa mientras mojaba ligeramente sus labios con la lengua. Y justo en ese momento descubrí la belleza que era ver despertarse a Clarke.

-Hola. –Dijo en un susurro, con la voz completamente ronca. Un tono de voz novedoso para mis oídos. Su voz de recién despertada era increíble. Realmente increíble. -¿Cómo te encuentras? –Me preguntó aún con los ojos casi cerrados. Parecía que a sus preciosos ojos azules les costaba adaptarse de nuevo a la luz, aunque era casi nula la que entraba por la ventana de mi habitación.

-Mejor. –Dije sintiendo mi garganta más aliviada que el día anterior.

-¿Tienes fiebre? –Me preguntó sin dejarme responder. Tomando ella la iniciativa. Inclinándose sobre mí, sintiendo su cuerpo a escasos centímetros de mí. Observando cómo sus labios recortaban la distancia entre nosotros para posicionarse de nuevo sobre mi frente. Una posición desde la cual yo podía observar perfectamente su cuello y sentir su olor contra mí. –Regulín diría yo. –Dijo después de despegar sus labios de mi frente. –Voy a prepararte el desayuno y las medicinas antes de ir a ayudar a Lincoln.

-Yo puedo. –Solté sorprendiéndome a mí misma. Sorprendiéndome de mi capacidad de hablar tras una situación como esa.

-Ni se te ocurra rechistarme. –Me advirtió con una bonita sonrisa mientras la observaba aún desde la cama recogerse el pelo en un moño desordenado.

Tal vez (AU) -Español [Clexa]Where stories live. Discover now