Ser un Ignis Fatuus

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Pensar en la tranquilidad que les brindaba la playa para conversar libremente hizo que la despedida en el recreo fuera menos pesada. De cualquier forma, Aidan y Maia tenían un examen de Matemática que afrontar después del almuerzo, así que no podrían escaparse a la playa hasta no presentarlo.

Gonzalo iba con ellos, mostrándose seguro y confiado, o por lo menos eso, era lo que Aidan pensaba hasta que la mano del joven rozó con su brazo, sorprendiéndose al notar que estaban frías.

—¿Estás nervioso? —le preguntó con sorna.

—Soy malo en Mate... Muy malo —respondió, demostrando su pánico.

Aidan le dejó avanzar, sonriendo. Hubo un tiempo en que él también le temió hasta que Ibrahim le explicó aquellos artificios que su mente no lograba asimilar, aun así no era su materia favorita, y un dieciséis era como sacarse el primer premio en la loteria.

El examen comenzó, y la pizarra lucía llena de problemas sobre puntos medios, álgebra vectorial y combinaciones lineales. Era, en definitiva, una masacre. Aidan se atrevió a dirigir una mirada a los asientos centrales, en donde Gonzalo escribía mientras Maia observaba al vacío. No tenía ni la menor idea de cómo harían para comunicarse entre ellos.

Pero más allá de preocuparse por el hecho de que hicieran o no el examen juntos, él tenía sus propios problemas que resolver cómo el decifrar lo que la docente había escrito. Pronto se olvido de Gonzalo y Amina, centrándose en su examen.

Maia no perdió tiempo y comenzó a responder calmadamente a cada uno de los problemas que Gonzalo le iba formulando. En cierta forma, su primo se encontraba sorprendido por la agilidad mental que mostraba la joven.

—Si eso de reencarnar fuera posible, en mi otra vida quiero ser ciego.

—¿Qué dices? —le preguntó fuera de sí.

No tenía ni la menor idea de qué estaba hablando.

—¡Eres muy inteligente! Cualquiera se sorprendería de lo que puedes hacer a pesar de tu deficiencia.

—Tengo unos padres que no me limitan.

—Bueno, eso no se aplica a escogerte pareja.

—No me pienso casar aún.

Gonzalo pensó en darle una de sus respuestas típicas, pero recordó que no era el momento adecuado, ella tenía que mantenerse concentrada en el examen. Además, era necesario llevar la fiesta en paz hasta la tarde, pues él estaba planificando tener una conversación un tanto delicada con ella. Probablemente las cosas cambiarían para Ignacio y para él, y no tenía ni la menor idea de cómo Amina se lo tomaría.

Itzel tomaba apuntes de Geografía, intentando comprender el motivo por el cual Saskia no se limaba las uñas en el patio sino en el salón de clases

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Itzel tomaba apuntes de Geografía, intentando comprender el motivo por el cual Saskia no se limaba las uñas en el patio sino en el salón de clases. Aun después de adoptarla dentro del grupo, era imposible que la misma aprendiera un poco de la cordura de los cinco; ella continuaba con los mismos hábitos que había desarrollado dentro del grupo de Irina: nunca estudiaba, ni prestaba atención a las clases. Lanzó una media sonrisa y volvió a lo suyo.

El Corazón de la Luna |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora