6

7.4K 1K 345
                                    

El lunes por la mañana hizo su rutina normal siendo únicamente interrumpida por el interés un tanto desesperante de su madre por hablar de Jaehyun, cosa que trató de ignorar lo más posible. Estaba seguro de que, quiera o no, terminaría por volver a encontrarse de manera poco causal con el alfa. La idea no era del todo mala pues este le caía bien pero otro lado de él estaba en desacuerdo porque no quería seguir los caprichos de su madre.

Tratando de escapar de la incómoda situación no terminó su desayuno pues se levantó y corrió rumbo a su cuarto a buscar sus cosas. Ya en el auto se pudo sentir un poco más cómodo. Tenía miedo, no solo del hecho de que su madre evidentemente buscará comprometerle, sino de todo lo que aquello conllevaría. Una de sus manos fue a parar a su cuello, a la zona donde la marca del reclamo iría. Jaehyun era un buen alfa, pero si su madre los llegaba a comprometer, sabía que no sería feliz. El alfa amaba a alguien más y él, sinceramente, no sentía nada más que una atracción amistosa, no había algo que le dijera que si les obligaban, podría llegar a funcionar. Al menos no como una pareja. Sería triste si tuviera que vivir casado a un hombre que no le amaba, por más que fueran amigos.

Se bajó despidiéndose del señor Kim para luego entrar a la escuela. Aún era temprano por lo que no había casi alumnos, de hecho su salón estaba vacío cuando llegó. Se acostó sobre el pupitre para tratar de dormir unos segundos extras hasta que el ya conocido aroma a café llegó a sus fosas nasales. Quiso hacer un pequeño berrinche pero tan solo levantó su rostro viendo como Jeno entraba al salón acomodándose el cabello despeinado y la corbata mal puesta ¿Cómo era posible que hasta así se viera bien? Era realmente injusto para los pobres mortales como él.

— Parece que viniste corriendo. — Jeno pareció sobresaltarse al escucharlo, no lo notó al entrar por venir distraído. —

— Hubiera deseado que fuera así pero hoy quisieron traerme. — Bufó mientras se sentaba en su pupitre y terminaba de enderezar la corbata. Jaemin no pudo evitar observar sus manos. Le gustaban. —

El castaño tenía varias preguntas en su cabeza, encabezando con preguntarle sobre lo que había visto cuando se marchaba el sábado pero no encontraba la manera adecuada para hacerlo y es que ¿Cómo debía de preguntar? Se le había hecho tan extraño. Iba a cuestionarle sobre eso cuando nuevamente el fuerte aroma de este le golpeó. Lo potente de este le rebelaba que de hecho era un alfa fuerte a pesar de que aún era joven. Se preguntó si así había sido siempre e imaginó lo que debió de cambiar en él cuando se presentó. Eso llevó al pensamiento de cómo sería su propia presentación... tal vez no era la persona más adecuada pero quizás podría ayudarle con sus dudas.

— Jeno... ¿Cómo fue cuando te presentaste? — Le preguntó en voz baja, algo avergonzado. La presentación de alfas y omegas era algo realmente íntimo, eran momentos delicados por lo que preguntar sobre ello podría ser un poco invasivo. El nombrado le miró confundido con una ceja alzada.—

- Bueno, fue extraño. Tenía 13 años, me presente muy joven, la mayoría suelen hacerlo después de los 15. Estaba durmiendo en el sofá de mi casa cuando me desperté con calor, molesto y queriendo romperlo todo. — Se rió de forma extraña ante el recuerdo.—  Las personas pueden responder de distintas maneras al presentarse. Yo tuve algo similar a un ataque de ira. Mi madre junto a mi hermano me encerraron en uno de los cuartos por horas hasta que me calme. Luego llegó la parte del celo y los supresores hicieron lo suyo. Estaba tan confundido, ni siquiera me había cuestionado hasta ese momento ser un alfa o un celo. No tenía idea de lo que me pasaba al comienzo.— Se encogió de hombros.—

— ¿Tus padres estuvieron orgullosos de ti? ¿De qué fueras un alfa?

— Mi madre estaba feliz, sus dos hijos eran alfas.

Opuestos En Común. NominWhere stories live. Discover now