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Parecía que el tiempo se había detenido en ese preciso instante. El trío de betas se encontraba detrás del alfa, completamente asustados observando las armas. Querían salir corriendo, huir pero sentían que no podían dejar a los dos chicos solos en ese lugar. Podían gritar por ayuda pero eso sería complicar las cosas para Jaemin quien lucía aterrado aunque no se moviera ni emitiera algún sonido.

Jeno estaba tenso, sujetando firmemente el arma. Dispararía sin dudarlo pero no estaba seguro de que el bastardo no llegaría a hacer lo mismo y matar a Jaemin. Tenía que encontrar una forma de sacarlo de allí antes de que todo se le fuera de las manos, lo que podía ser demasiado rápido.

— Supongo que tú has de ser uno de los tantos perros de Park.

La sonrisa temblorosa en los labios del sujeto era extraña, también podría ver el mismo temblor en sus manos aunque parecía luchar para que este no se notara ¿Estaría drogado? ¿Asustado? En cualquier caso, ambas opciones serian malas. Alguien que no estaba tranquilo y pensando con racionalidad podía perder los estribos fácilmente, por lo que debía de ser cuidadoso.

— Puedes ponerlo de esa manera si es que lo deseas niño. Dime ¿Cómo un tipo como tú llega a ser tan importante para un sujeto como Yang? ¿Es por este lindo niño rico no es así?

El sujeto sacó su lengua, lamiendo de forma lasciva el cuello de Jaemin quien soltó un pequeño lloriqueo asustado, cerrando sus ojos con asco ante la sensación húmeda. Jeno apretó con más fuerza el arma en sus manos, casi al punto en que la misma dolía. La impotencia recorriendo su cuerpo.

— Déjalo fuera de esto, él no ha hecho nada ni tiene algo que ver.

— Así como la hija de Park no tenía nada que ver y le hicieron aquello. Es divertido ¿No lo crees? Seres inocentes que son torturados por las peleas de dos sujetos que no van a verse a la cara. Somos peones de su juego, desechables y sin valor.

El alfa frunció su ceño, había algo de molestia en la voz de este. Evidentemente no estaba muy de acuerdo con aquello, no quería estar ahí y ser usado de esa manera. Era un punto a su favor, la gente así siempre podía ser un buen traidor. Solo tenía que aflojar los hilos un poco para que soltara al de cabellos rosados.

— Es horrible ¿Verdad? Uno se levanta pensando en que será lo nuevo del día. A donde nos mandaran, que nos harán hacer ¿Estaremos vivos en la noche? ¿Nos mancharemos más las manos con la sangre de otro? ¿Estaremos en prisión? No podemos decir que no, no podemos rechazar las órdenes o pasaremos a ser el objetivo. Una correa en nuestro cuello que en cualquier momento puede convertirse en una soga que nos asfixiara.

Una risa un tanto desquiciada brotó de los labios del pelinegro, era casi psicótica y helo su sangre. El tipo miró al suelo, luego a Jaemin y volvió su vista hasta él. Sus ojos vidriosos, a punto de llorar ¿Qué carajos estaba pasando?

— ¡Cállate! ¡No eres más que un niño! ¡Aún no sabes que tan mierda es todo esto!

— Sí, soy un niño para ti. Pero soy un niño que evidentemente, importa más que tú. Te mandaron aquí solo, no hay nadie más aquí que pueda ayudarte ¿Quién eres y por qué lo haces? No eres mucho mayor que yo y estas asustado. Dame una razón para que no te mate en este maldito instante.

Sus ojos desorbitados le miraron con rabia, ira y sufrimiento. También con un extraño anhelo que le hizo replantearse la situación. Algo estaba muy mal allí, y por más que lo supiera, no podía distinguir qué era.

— ¡Porque estoy sosteniendo a tu maldito novio y puedo matarlo si quisiera!

El gritó salió casi roto y las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos mojando su rostro. Con la frustración y molestia llenando su cara, cometió un error crucial. Quito el arma de la sien de Jaemin, apuntándole directamente al alfa. Jeno no dudó y disparó, dando en el muslo del tipo quien con un grito ensordecedor cayó al suelo sujetando su pierna herida. Jaemin corrió hacia él en cuanto se sintió libre, comenzando a llorar mientras lo abrazaba.

Opuestos En Común. NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora