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La semana estaba siendo una tranquila, de hecho demasiado tranquila para Jaemin quien se había esperado a su madre siendo toda una reina del drama metiéndole en sus planes para la reunión que haría por su cumpleaños. Ni siquiera parecía muy metida en ello aunque podía sentir su fría mirada sobre él cada vez que estaban ambos en casa. Incluso le había preguntado a la señora Lee y a otras de las chicas del servicio si es que sucedió algo pero solo obtenía respuestas negativas. Seulgi se había aventurado a decir algo tan simple como "Tal vez simplemente se ha dado cuenta de que ya no eres un niño. Supongo que a cada madre le afecta de una forma diferente" y aunque le hubiera gustado creer en eso, algo le decía que había más en la pesada mirada de la mujer.

— ¿Invitaras a tus amigos de la escuela Jaemin?

Fueron las palabras que su madre dijo en la mañana del jueves mientras estaban desayunando. La taza de café que había estado por llevarse a sus labios se detuvo en el aire mientras le miraba sorprendido por la pregunta. A cada uno de sus cumpleaños anteriores les había invitado sin siquiera consultárselo y la mujer tampoco había preguntado antes.

— Pues ya los he invitado de hecho.

— Este año has hecho nuevos amigos ¿No es así?

Jaemin inmediatamente se tensó en su lugar. Sabía que se refería a Jeno quien era alguien nuevo en su vida. Su madre jamás estuvo muy interesada en lo que le gustaba o no hacer pero siempre había tenido conciencia de las personas que le rodeaban.

— Sí... tengo dos nuevos amigos a quienes he invitado. Espero que eso no sea un problema madre. — La sonrisa de blancos dientes que apareció en el rostro de la mujer le asustó un poco.—

— No cielo, no es un problema. De hecho estoy ansiosa por conocerles.

Allí había algo muy extraño. Ya había visto con anterioridad a Jeno, incluso le advirtió sobre él pero no se veía interesada en saber quién era. El repentino interés le resultaba atemorizante. No habían salido en esos pocos días debido a la escuela. En ella no mantenían un contacto que fuera alarmante como para que alguno de los directivos llegará a indignarse y notificar a su madre. Solo habían tenido unos pequeños besos robados cuando no había nadie a su alrededor. Incluso se aseguraba de darse un baño luego de llegar de la escuela para que el aroma de Jeno no se sintiera sobre su piel. Fue cuidadoso en ese aspecto. No había forma de que sospechara.

Creyó estar simplemente paranoico por lo que no comento nada ese día ni el siguiente. La mañana del viernes fue recibido por sus amigos sonrientes quienes no dudaron de despeinarle, gritar y abrazarle en cuanto cruzó por la puerta del salón de clases. Algunos de sus compañeros se acercaron para desearle un feliz cumpleaños de manera cordial y por buena educación simplemente por lo que él solo respondía con una pequeña sonrisa en sus labios.

En cuanto Jeno cruzó por la puerta con una expresión aún un poco dormida, sus amigos volvieron a alborotarse como si tuvieran nada más que diez años únicamente para molestar a Jaemin. El alfa se sentó cómodamente en su sitio antes de dejar un pequeño beso en la mejilla de su novio mientras le felicitaba.

— Oh vamos Jeno ¿No piensas darle un beso real de cumpleaños? Jaemin se lo merece además ya es legal que lo hagas, no debes preocuparte por la policía debido a que salías con un menor.

El pelinegro se rió negando levemente con su cabeza mientras que Jaemin enrojecía hasta las orejas por las palabras dichas por Chenle. Juraba vengarse de ese chino en cuanto pudiera. Nunca había besado a Jeno frente a sus amigos, al menos no estando consiente de que ellos estaban en el lugar y creyó que por la misma razón el alfa no se atrevería. Grande fue su sorpresa cuando sintió la mano del otro tomar su mejilla y hacer que girara su rostro. Avergonzado, cerró fuertemente sus ojos al sentir los cálidos labios ajenos sobre su boca. Fue apenas un roce de labios pero bastó para avergonzarle un año entero.

Opuestos En Común. NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora