37

4.7K 681 174
                                    

Viajar todos en la motocicleta de Taeyong no era una opción por lo que debieron tomar un taxi. Los dos omegas y el debilitado pelinegro iban en el auto siendo seguidos por el alfa desde cerca. Jaemin estaba asustado, no sabía que hacer ahora. Taeyong ya estaba al tanto de la situación y temía por las acciones que pudiera tomar. Jeno no permitiría que le hagan daño, eso lo sabía con certeza pero eso no le quitaba lo asustado que estaba.

Ten a su lado parecía notar su estado de ánimo nervioso, evidente en el tamborilear de sus dedos sobre su muslo mientras miraba por el retrovisor al pelirrojo quien conducía con una expresión temible. El tailandés colocó una mano sobre la suya, mirándole con una pequeña sonrisa y dándole un pequeño apretón.

— No te asustes, no va a hacerte daño. Y aunque lo intentara, tienes a otros dos sujetos en la habitación que no van a permitirlo. Tú solo concéntrate en que Jeno siga enfocado y no vuelva a entrar en pánico.

La voz suave de Ten le calmó, se giró a ver al pelinegro que lucía cansado mirando por la ventanilla aunque en realidad no observara nada. Se notaba que estaba perdido en sus propios pensamientos. Jaemin, como nunca antes, había deseado poder saber que había en su mente.

Al llegar al departamento Jeno aún estaba débil por lo que debieron ayudarle a trasladarse. Jaemin quiso hacerlo pero Taeyong se movió mas rápido, empujándole con su hombro para tomar a su hermano entre sus brazos con una fuerza que no aparentaba tener. Antes no le había cargado de esa manera para evitar llamar tanto la atención pero ahora estaban lejos de las miradas indiscretas y de las lenguas que no tardarían en crear chismes.

Subieron en un nuevo y filoso silencio. El menor de todos tenía su boca y garganta secas, incluso creía que estaba temblando. Sintió una sudorosa mano sujetar la suya, miró a Jeno a su lado quien trató de sonreírle sorprendiéndole.

Aún después de todo y de que apenas podía mantenerse en pie, él estaba tratando de darle apoyo a él. Su corazón se estrujó por ese alfa.

Al entrar lo llevaron directo hasta su habitación, recostándole en la cama. El pelinegro cerró sus ojos apenas sintió la suave superficie, sintiéndose increíblemente cansado. Sin decirle nada a nadie ni preguntar, Jaemin se subió también sentándose a su lado mirándole preocupado y asegurándose de que se mantuviera cómodo. Jeno permanecía con sus ojos cerrados pero por el ritmo de su respiración intuía que seguía despierto.

— ¿Sabes el problema en el que nos has metido Jeno? ¿En las consecuencias que esto va a tener? En el momento en que se enteren deberemos de rezar porque sea solo una bala en nuestra jodida cabeza. Al menos así moriremos sin dolor.

— Taeyong cállate. — El tailandés le regañó, molesto por la actitud que este estaba tomando. No era el momento adecuado para reclamar. No cuando Jeno parecía estar a punto de desmayarse de nuevo en cualquier momento. —

— ¿Qué me callé? ¿Este idiota pone en riesgo nuestra vida por una cara bonita y yo debo callarme?

— Basta, los dos.

La voz de Jeno sonaba extraña, rasposa. Se oía como si no hubiera bebido agua en días y su garganta estuviera seca. El de cabellos rosas creyó que debía de ser una consecuencia por su llanto y gritos desconsolados. Aún así, el alfa parecía tranquilo, con sus ojos cerrados como si estuviera dormido. Claro que cambió cuando sus parpados se separaron y con dificultad se sentó en la cama siendo ayudado por el omega.

— Lo hice, hablé, le conté. Anuncié lo que se suponía debía de hacerle o al menos la gran mayoría. Hice algo que tú nunca hubieras tenido el valor de hacer hermano y es ser sincero. Al menos yo siento remordimiento de toda la mierda que he hecho a diferencia de ti. Así que si vas a golpearme, házlo rápido.

Opuestos En Común. NominWhere stories live. Discover now