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Era un domingo durante la tarde que Jaemin ocuparía para ver series y comer toda la comida chatarra posible. Su madre había salido con su padrastro a un lugar que realmente no le interesaba y tampoco había sido invitado. No era como si le afectara en realidad, prefería estar sin ellos. Le gustaba estar con la servidumbre. De hecho, en sus planes estaba ver sus series en la sala junto a ellos, lo hacían cada vez que los jefes de la casa no estarían por un largo rato. El omega era feliz de esa manera.

Su teléfono sonando le distrajo del episodio de Sherlock que se encontraba viendo. Le revisó sin muchas ganas viendo el mensaje de Ten quien le citaba a tomar algo en una cafetería del centro en una hora y media. Era un tanto extraño pero recordando las ultimas cosas que habían estado pasando, tenía muchas dudas y preguntas para hacerle al tailandés. Aceptó y se levantó del sofá, diciéndoles a los del servicio que se vería con Ten y continuarán con la serie en su ausencia.

Se duchó y cambió sin prisas, poniéndose algo tan sencillo como unos jeans, zapatillas y una camiseta gris. Dejó a su cabello secarse por si mismo. Se miró en el espejo unos segundos, pensando en muchas cosas, también en nada. Había cosas que le confundían, que le hacían sentirse perdido. También podía notar que muchas personas a su alrededor sabían cosas que él no.

Sin querer gastar más de su energía en las posibilidades, fue con el señor Kim para que le llevara hasta la cafetería citada. Al llegar le vió, sentado en uno de los sofás con un café en sus manos mirando de manera perdida al mismo. Se veía algo atormentado, jamás había visto una expresión similar en el rostro de su amigo. Se acercó en silencio y con cautela, llamándole en voz baja para no asustarle. Él levantó su rostro y una muy débil sonrisa apareció en sus labios. Le invitó a sentarse y un mesero llegó a tomar su orden. Diez minutos después tenía su café.

— Muy bien... ¿Qué está sucediendo?

Preguntó el omega más joven haciendo que el mayor suspirara con pesar. Le miró como si estuviera analizándole de manera cuidadosa, incluso su vista viajo hasta su cuello. Aquello le hizo sentirse muy intimidado. Por reflejo hizo lo mismo, notando los chupetones pobremente cubiertos con maquillaje.

— Jeno llegó ayer a su casa con tu aroma encima. Era tenue pero lo noté. Era tarde, se por su hermano que había ido a una de sus dichosas fiestas. Te dije que te mantuvieras alejado de ellos Jaemin. No quiero ni imaginarme lo que sucedió. Estoy tratando de protegerte.

El entrecejo del castaño se frunció formando una mueca molesta en su cara. No sentía que el otro estuviera en posición para juzgarle considerando el  hecho de haber estado en la casa de Jeno, seguramente con el hermano mayor de este.

— No pasó absolutamente nada. Me emborraché y Jeno me cuidó, es una buena persona. No sé de dónde es que sacas tanta paranoia. Si tenía mi olor es porque nos dormimos en la misma cama, nada más que eso. Además, no creo que estés en posición de decirme algo cuando parece que tú si te divertiste bastante con Taeyong.

El tailandés llevó una de sus manos a su cuello rápidamente, cubriendo los ligeramente visibles chupetones que le habían quedado. Aquello lo había confirmado todo, haciéndole bufar con molestia.

— ¿Tú sabes su...? No, eso no importa. Yo no puedo alejarme aunque quisiera, no quiero que a ti te pase lo mismo.

— Sabes... es curioso todo el odio que pareces tener por ellos pero pasas demasiado tiempo a su lado. Incluso aceptas su dinero. Jamás había pensado mal de ti Ten pero ¿No te da vergüenza? ¿Hablar tan mal quien te ayuda?

Le vio hacer una mueca casi con dolor, comenzó a jugar con una pulsera de hilo que tenía en su muñeca en lo que parecía ser un gesto nervioso.

Opuestos En Común. NominWhere stories live. Discover now