Opuestos En Común. Nomin

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La situación en la casa del omega era cada día más tensa, flotando en el aire había un palpable rencor entre madre e hijo. Los sirvientes trataban en lo posible de hacer como si no escucharan cada vez que las peleas comenzaban. Luego escuchaban en muchas ocasiones al omega llorar debido a que su madre no parecía querer dar su brazo a torcer con su compromiso.

Tampoco había hablado con Jaehyun desde lo ocurrido, no tenía ganas de ello y, considerando que el alfa tampoco le había mandado ni un solo mensaje, tampoco debía estar de humor como para ello. Por su mente cruzó Doyoung y que ahora sí tenía razones para odiarle. Seguro que si se lo cruzaba por la calle, saltaría a su cuello y le dejaría hacerlo, no pondría resistencia alguna ante ello.

Eran pasadas las diez de la noche de un jueves. Ya había cenado al igual que todos en la casa y se encontraban en sus respectivas habitaciones para descansar. El siguiente día de la semana llegaría como una salvación debido al fin de la misma. Jaemin había estado viendo una película cuando una llamada entrante de Jeno captó su atención. Con confusión, atendió escuchando pequeñas risas desde el otro lado.

— ¡Jaemin! Pequeño omega comprometido. — La voz que salía desde el otro lado no era la de su novio, sino del mejor amigo del mismo ¿Qué hacia Haechan con el teléfono de Jeno a esas horas? — ¿Tienes ganas de divertirte?

El omega estaba claramente confundido, era algo tarde para salir además de que al día siguiente tenían escuela. Además, algo en el tono de voz del otro omega le decía que no estaba completamente en sus cinco sentidos. Escuchó el sonido de una puerta abrirse y el murmullo de la voz de Jeno preguntarle qué estaba haciendo.

— ¡Estaremos allí en diez minutos! Espero no te asustes de subir de nuevo al auto de mi madre.

Lo que siguió fue algo confuso, el sonido de forcejeos seguido de un par de maldiciones hechas por las otras personas al teléfono. De repente la llamada se terminó y Jaemin solo quedó mirando su teléfono con una confusión palpable. Se miró a sí mismo, detallando su fina piyama de seda y luego al armario frente a él. Mordió su labio inferior con algo de duda. Haechan parecía estar ebrio, no debería de hacerle caso y estaba más que claro que Jeno no había planeado aquello. No tendría por qué hacerle caso pero algo dentro de él le hizo levantarse de su cama.

Sus manos temblaban mientras se cambiaba de ropa poniéndose una sudadera negra y unos jeans azul oscuro. No se molestó en arreglar su cabello en sí, tan solo lo peinó con los dedos antes de bajar en completo sigilo por las escaleras de su casa que ya estaba a oscuras. No sabía lo que estaba haciendo ¿De verdad iba a escaparse casi a las once de la noche?

Pasaron quince minutos desde la extraña llamada y pensó que era un idiota por creer que de verdad irían por él a esa hora. Sentado al lado de la ventana, sintiéndose un completo idiota, observó la oscuridad de la calle hasta que un auto haciendo juego de luces llamó su atención. Su boca se abrió ligeramente y se replanteó si salir o no de su casa. Su teléfono volvió a vibrar, en la pantalla brillaba un mensaje del Alfa que decía estar afuera esperando por él.

Abrió en el máximo silencio posible la puerta de su casa teniendo que desactivar la alarma en el proceso. Su madre iba a matarlo si se enteraba que estaba saliendo a esas horas de la noche pero eso a la vez era lo más atrayente de aquella situación. Al llegar a la reja que daba a la calle, pudo respirar más tranquilo mientras veía aquel coche que parecía iba a caerse en pedazos en cualquier momento. Jeno estaba en el asiento del conductor y Haechan casi saca todo su cuerpo por la ventana para saludarle. En definitiva estaba ebrio.

Subió al asiento trasero tratado de no pensar en sobre cómo había estado la última vez que se había subido en él. Por el retrovisor Jeno le dio una mirada de disculpa antes de comenzar a conducir con un muy hablador moreno quien se reía sobre absolutamente todo en ese momento.