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El jueves no habían tenido noticias sobre Jeno, ni siquiera se habían atrevido a enviarle un mensaje. Una parte de ellos incluso tenía miedo pero, debido que no habían visto nada en las noticias, parecía estar bien. El viernes, para el alivio de omega, Jeno apareció con paso lento tras la puerta del salón. Ignorando las malas miradas que seguramente iba a recibir, se levantó corriendo para abrazarle escuchando un quejido de su parte. Se separó preocupado, mirándole con ojos brillantes a lo que este le sonrió.

— Tranquilo, no son más que unos pequeños golpes. Nada que no sane para este fin de semana.

Jaemin no se quedó tranquilo pero aceptó la respuesta que le era dada. Jeno no se atrevió a ver a los betas quienes exigían respuestas con la mirada a pesar de que sus bocas permanecieran cerradas. No estaba listo para hablar con ellos, tampoco creía que fuera realmente conveniente meterlos en aquel embrollo. Mientras menos inocentes estuvieran implicados, mejor sería para ellos.

Había un aire tenso entre ellos, no podía evitar notarlo. Menos aún cuando estuvieron en el receso y sorprendentemente el trío de betas casi escoltó a Jaemin a todos lados. Sentándose a sus costados evitando que Jeno pudiera ocupar tal lugar. Mordió sus labios, no queriendo decirles nada y aguantando las ganas de vociferar que el jamás dañaría al omega. Una parte de él los comprendía, Jeno ya no lucía como solo un buen chico ante sus ojos. Era una muy real amenaza que no comprendían. Decidió que por el momento, lo mejor sería ignorarles hasta cuando estuviera listo para hablar, si es que algún día lo estaba para decirlo. Claro que no se lo pondrían tan fácil.

— ¿Qué paso luego de que nos fuimos?

Mark estaba decidido a ser quien no se quedaría callado, exigiría todas las respuestas que necesitara para poder volverse a sentir tranquilo alrededor del alfa, si eso llegaba a ser posible. Jeno cerró sus ojos con fuerza, los recuerdos golpeándole vívidamente causándole nauseas. Habían pasado cerca de tres horas hablando de ello con Taeyong y Ten, como si fueran sus terapeutas pero nada había solucionado la asquerosa sensación que le corroía el cuerpo. Incluso al recordar lo sucedido su cuerpo se estremecía.

Por favor, te lo suplico.

Pudo escuchar esa voz claramente en sus oídos, como si volviera a tenerle frente a él rogándole. Las lágrimas que desbordaban de los ojos desesperados de aquel beta y la forma rota en la que le hablaba. Jamás podría olvidarse de tales cosas, menos aún del sonido de su arma siendo disparada. La había oído tantas veces en el pasado pero aquella última estaba grabada a fuego en su mente.

— Logré llegar hasta su arma y peleamos, por más que estuviera herido no iba a dejarse vencer tan sencillo. Es la razón de porque no estuve presente el día de ayer. Mi cuerpo me dolía demasiado. En un momento le di un puñetazo y lo deje inconsciente, después de eso escapé de allí.

Podía escuchar el sonido del disparo una y otra vez en sus oídos, resonando en las paredes húmedas del callejón. Era abrumador. Pero para su suerte, Mark pareció creerle. El hecho de faltas de noticias en la televisión pareció hacerles creer que de hecho, nada había pasado en ese lugar después del primer disparo.

Jaemin le dio un suave apretón en su mano, a pesar de no estar tan cerca ya que Mark estaba incómodamente entre ellos. Era exasperante, pero no había mucho que pudiera hacer. Si trataba de acercarse más a Jaemin, seguro que levantaría alarmas en los otros tres.

— ¿Quién eres en realidad Jeno?

— Nadie que ustedes necesiten saber, Chenle.

Opuestos En Común. NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora