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Acarició sus brazos con las manos tratando de poder entrar en calor debido a que estaba congelándose. La suave y fría brisa nocturna despeinaban su cabello haciendo que le causaran cosquillas en su frente. Estando en la azotea de su edificio podía ver lo bello de la ciudad que le rodeaba. La charla con Jeno le había dejado un poco agotado, confundido y pensativo.

Cuando fue demasiado para él, le dijo que necesitaba algo de aire fresco y huyó a donde pudiera ir más rápido. De verdad que había sido un día con demasiadas emociones dejándole completamente drenado.

Sintió como es que le pusieron una manta por sobre sus hombros ayudándole con el frío. Se volteó y vio a Ten allí con una pequeña sonrisa en sus labios. Trató de devolverle la sonrisa lo mejor que pudo antes de observar nuevamente a la ciudad.

Los autos pasaban y no se detenían, las personas por igual. Desde allí podía notar lo inmenso de la ciudad. Se sentía tan pequeño e insignificante en comparación. Era como si su vida realmente no tuviera peso ni sentido comparado con el resto ¿Cuántas personas con situaciones aún más complicadas había sólo en su ciudad? Seguro que cientos.

Sólo era uno entre tantos. Una gota de lluvia en la inmensidad del océano.

— Nana estamos por irnos a un hotel, venía a despedirme y a avisarte.

— Sabes que no deben irse, esta era su casa después de todo. — Jaemin volteó a ver a su amigo quien estaba tranquilo con las manos en sus bolsillos.—

— No desde que te la dimos. Además, no creo que estés muy cómodo con nosotros aquí esta noche.

Eso era cierto, compartir el techo con todos ellos durante el resto de la noche se volvería asfixiante y abrumador. No podía hacerlo además de que la presencia de aquel japones aún le ponía un poco incómodo. De todas formas, tampoco quería pasar la noche solo.

— Ten... ¿Podrías quedarte esta noche?

El otro omega le miró un poco sorprendido pero después le sonrió de manera enternecida. Le contestó que no habría problema, sólo le avisaría Taeyong para que no siguieran esperándole.

Jaemin volvió a ver la ciudad mientras que el tailandés llamó a su pareja para avisarle. Le escuchó hablar con él por unos pocos minutos e incluso decirse apodos cariñosos que le causaron una sonrisa. Era lindo y podía ver que su amigo estaba feliz con su relación. Era agradable saber que estaban tan bien. También le causaba un poco de envidia.

Cuando escuchó como se despedían, sintió que podía respirar mejor. Ten le dijo que era mejor si ellos entraban o podrían terminar enfermándose por el clima que estaba haciendo allí afuera. Suspirando, el menor de los omegas terminó por darle la razón y le acompañó hasta el departamento nuevamente.

El tailandés trataba de lucir sonriente y alegre, aunque podía notar que aquello no era completamente cierto. Supuso que debía de estar tratando de lucir bien tan insistentemente para hacer que él también sonriera.

Si tan sólo las cosas fueran así de sencillas.

Le prestó a su amigo algo de ropa más cómoda para que se cambiase y le causó un poco de gracia ver cómo esta en definitiva le andaba un poco grande. Pidieron algo para cenar y se envolvieron en mantas estando sentados en los sofás de la sala viendo la televisión. Compartían pequeños comentarios graciosos sobre lo que estaba pasando pero todo se sentía demasiado superficial. Jaemin no tenía las agallas para preguntar lo que quería y Ten parecía no querer tocar algún tema demasiado delicado.

Cerca de la media noche estaban ambos chicos sentados en la cama de Jaemin con unas tazas de té en sus manos. Era un momento agradable mientras veían una película. El rubio volteó su rostro para ver a su amigo. Detalló el perfil de este, las cejas bien arregladas, los labios de un rosa pálido y aquella nariz respingada que era tan característica de él. Sus ojos bajaron hasta la marca que su amigo tenía en el cuello. No había dudas en lo que respectaba a quien se la había hecho.

Opuestos En Común. NominWhere stories live. Discover now