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Jaemin se había pasado toda la tarde del viernes pegado a su celular en busca de una respuesta por parte de Jaehyun que nunca llego a pesar de sus constantes llamadas. Ese día apenas probó algún bocado de comida pero sintió su alma volver al cuerpo cuando, a la mañana siguiente, un mensaje del alfa le decía que iría a su casa para hablar durante la tarde.

El venir personalmente le decía que nada bueno estaba sucediendo o eso intuía pero por solo saber que tenía noticias de Jeno se sentía más tranquilo. Durante el desayuno y almuerzo se vio obligado a probar algo por la señora Lee quien se mantenía firme a su lado, no permitiéndole levantarse a menos que haya comido casi la mitad de su plato mínimamente.

Estaba en el sofá de la sala de estar, Jaehyun no le dijo a qué hora iría con exactitud por lo cual ya se encontraba esperándole bastante nervioso. Como un gato asustado, saltó en su lugar cuando una llamada entrante en su teléfono le sorprendió. Rápidamente lo tomó asombrándose al ver que, quien le llamaba, era Haechan. Rápidamente contesto la llamada.

— ¡Haechan! ¡¿Qué sucedió?! ¡¿Cómo esta Jeno?! —Sus palabras salieron una detrás de la otra de manera atropellada.—

— Jaemin escúchame, estoy afuera de tu casa. No tengo mucho tiempo así que sal ahora. Te llevaré con él.

No se despidió de nadie ni tampoco aviso donde iría. Tan solo tomo su teléfono y salió corriendo de la casa, notando el viejo auto estacionado frente a su hogar. Se subió notando rápidamente lo tenso que el omega estaba. También podía sentir sus nervios. No le saludo, no le dijo nada mientras avanzaba por las calles de la ciudad en silencio comenzando a meterse en una zona que si conocía. Su boca se abrió con sorpresa al notar como paraban frente al edificio donde Chittaphon vivía ¿Qué estaban haciendo allí?

— No iban a buscarlo aquí, nadie sabe que Taeyong paga este lugar.

La respuesta ante la pregunta no formulada le asombró. Recordó aquel día en la fiesta de su casa en donde Jeno había atacado a Ten con aquello pero no había pensado que eso fuera cierto. Ambos bajaron en silencio y caminaron hacia el edificio. Haechan sacó las llaves de su bolsillo para abrir la puerta de entrada antes de dejarle pasar. Caminó los conocidos pasillos y no se podía creer que su amigo de verdad haya tenido escondido a su novio. Recordaba su odio por el mismo pero considerando que de hecho aquel lugar no era suyo, supuso que no tenía opción alguna.

Una vez frente a la puerta se sintió mareado de lo que sea que pudiera encontrar del otro lado. Estaba nervioso, Haechan abrió la misma y le dejo pasar. No tardó mucho en localizarlo con la vista. Estaba sentado sobre un pequeño asiento junto a la ventana con una pierna levantada vendada a la altura del muslo. No le miraba pero sabía que estaba allí. Quiso correr hacia él pero se detuvo al notar el arma en sus manos, era la misma que le había entregado al otro omega aquella noche. La sangre se congeló en sus venas al sentir la puerta cerrarse detrás de él.

— Me querías ver, querías saber que había pasado. Vas a tener tus respuestas Jaemin pero acércate. No tengas miedo, esta cosa no va a lastimarte. Sé muy bien cómo usarla.

La voz de Jeno era monótona, casi seca mientras le hablaba sin verlo, manteniendo su vista fija en la calle y sus manos ocupadas en el artefacto entre sus dedos. Avanzó un par de pasos y miró a su alrededor, no parecieran haber otras personas en el lugar más que ellos tres. Haechan estaba apoyado contra la puerta, como si la vigilara para que no saliera huyendo.

— Pude ver tu expresión esa noche Nana. El miedo en tus ojos fue una gran daga en el corazón pero comprendí que al final, esa mirada tarde o temprano llegaría. Fue mejor que se la dirigieras hacia algo como un arma en vez de a mí pero luego de hoy, me verás de la misma en la que miras a esto seguramente.

Opuestos En Común. NominWhere stories live. Discover now