Opuestos En Común. Nomin

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— ¿Qué mierda has hecho Lee Je No?

El alfa le miraba confundido desde el sofá sin comprender las palabras del omega quien venía con sus ojos hinchados y rojos. Se notaba que había estado llorando y no podía comprender la razón.

— No sé de qué estas hablando Chittaphon.

Fue la respuesta que dio mientras apagaba la televisión. Bajó su pierna de la silla en la cual había estado levantada para poder sentarse y mirarle mejor, buscando una respuesta en la expresión del mayor.

— Estuve con Jaemin ¿Por qué has hecho algo como eso Jeno? ¿Qué ha pasado por tu cabeza maldición?

Como nunca, el alfa se sentía demasiado expuesto ante la mirada acusadora de alguien. Como si fuera un niño siendo regañado por un adulto, bajó su mirada sin saber que hacer y observo sus manos sobre su regazo sin encontrar una excusa válida para el gran problema en el que se había metido.

El tailandés pareció percatarse de su estado por lo que se acercó tranquilamente, poniendo una mano sobre su hombro mirándole con ojos curiosos pero también un poco apenados. En ese momento, el menor pareció dejar caer todas las barreras que había logrado construir con el paso del tiempo y una a una las palabras salieron atropelladas de su boca. Las lágrimas tampoco se hicieron esperar cayendo en cascada por las tersas mejillas.

Sorprendiendo al omega, Jeno terminó durmiéndose del cansancio por su continúo llanto luego de una hora. Suspirando, se levantó para buscar una manta y cubrirle cuerpo de este para que no fuera a enfermarse. No quería admitirlo pero luego de escucharle y notar la sinceridad en las palabras de este, sintió pena por lo que aquel niño estaba pasando. Acarició suavemente sus cabellos, quitando un par de mechones de su frente mientras notaba como aún tenía húmedo su rostro por las lágrimas. Tal vez había sido demasiado duro con un chico que apenas sabía quién era y estaba perdido en un mundo que se lo comía vivo a cada segundo.

Habían pasado más de dos semanas desde que Jaemin se había encontrado con Ten, habían hablado un poco por teléfono pero no era nada que fuera de verdad relevante. Ambos chicos estaban distantes por sus propios motivos que no se atreverían a decir en voz alta.

Fueron días duros para el omega de cabello rosado, que admitía haber vuelto a la misma peluquería para retocar su cabello en contra de los deseos de su madre. Había momentos en que no podía despegar su vista de Jeno quien cada día parecía más extraño. Para la sorpresa de muchos, ya había dejado sus muletas y caminaba, cojeando un poco, pero lo hacía. No había pasado ni siquiera un mes desde que le dispararon pero allí estaba, discutiendo con el profesor de gimnasia porque quería volver a las clases porque se encontraba cansado de solo quedarse mirando.

Había notado que la personalidad el alfa parecía haberse vuelto mucho más explosiva en comparación a días anteriores, notándose mucho más malhumorado y enojado. Había querido acercarse en un par de ocasiones pero en cada una de ellas, Yeeun parecía correr hacia él. Se colgaba de su brazo y le daba una hermosa sonrisa que se sentía como una patada en las entrañas del omega quien sólo se daba la vuelta para seguir por su camino.

Aquel día no parecía ser diferente, ella se acercó tan hermosa como siempre manteniendo una gran sonrisa en sus labios poniendo una delicada mano sobre el hombro de Jeno y miraba al profesor. Movió sus pestañas hacia él mientras le decía algo que no llegó a escuchar pero con tan solo verla sonreír de manera tan dulce le hacía sentir su estómago revuelto.

Odiaba admitirlo, pero sabían que eran celos.

Estaba celoso de ella, de que pudiera acercarse a él y sonreírle como si nada, celoso de ver que él a veces le respondía aquella sonrisa aunque muchas veces parecería solo ignorar a la chica. Celoso de que pudiera tocarle, aunque fuera en un gesto tan simple como mantener su mano apoyada en su antebrazo. No quería estar celoso, su cabeza le decía que era una mala idea. Jeno no era alguien que valiera la pena pero su corazón no estaba de acuerdo con él. Aún quería al alfa y no comprendía las razones de aquello.