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Su decisión de ir o no a la famosa fiesta se había puesto en duda desde que Jaemin no asistiría. Le había causado un mal sabor de boca el que fuera a verse con aquel alfa, no podía negarse y tenía la certeza de que en realidad entre ellos no sucedía nada pues el mismo omega le había comentado de la pareja del otro alfa pero aún así la idea no era precisamente agradable para él. Terminó asistiendo debido a la emoción que el resto de los chicos demostraba, no había estado en sus planes pero de verdad terminó apreciandoles bastante. Le gustaría poder llamarles sus amigos pero tenía bien en mente que, si supieran quien era y de donde venía, no serían tan amables con él. Era un pensamiento que muy en el fondo lograba lastimarle.

Les estuvo esperando en la puerta unos quince minutos antes de la hora pactada y es que debía de entregarle las pequeñas bolsas repletas de pastillas a Haechan. El moreno le ayudaría con sus ventas pues no podría correr el riesgo de exponerse estando los conocidos de Jaemin en el lugar. Como era de esperarse, todos llegaron sumamente puntuales, con sonrisas joviales y casi expulsando inocencia por sus poros. A veces se preguntaba que tanto sus padres les cuidaban para que aún mantuvieran esa aura en ellos aunque tal vez exageraba porque él ya era un alma rota.

Al entrar fue recibido por un bastante "alegre" Jeongin quien se notaba ya había bebido demasiado para ser tan temprano. Se abrazó a su pecho murmurando cosas que no entendía salvo el nombre de Bangchan y que aparentemente habían peleado. Su guardián no debía saber que el omega estaba allí pero no tardaría demasiado en encontrarle. Suspirando, le sujetó fuertemente de la cintura apegándole a él no queriendo perderle de vista. Habían demasiados alfas en el lugar y si algo había aprendido en su vida en las calles, era a no confiar en nadie más que en sí mismo. Cualquiera podría tratar de aprovecharse del menor por ello se aseguraría de mantenerle a salvo hasta que vinieran por él.

La tarea no había sido demasiado difícil debido a que era el mismo Jeongin quien no se separaba de su lado en ningún momento. A veces simplemente le abrazaba de forma melosa mientras trataba de bailar con el resto o bailaba de forma un tanto extraña, y que suponía trataba de ser sexy, frente a él queriendo llamar su atención. Le resultaba un tanto gracioso en realidad, era divertido verle ebrio de esa manera. También era sorprendente. JeongIn salía a fiestas desde hace años, había desarrollado una gran resistencia al alcohol debido a todas las noches que pasó entre botellas. Para llegar a ese punto de ebriedad significaba que había bebido grandes cantidades o estaba drogado. Descartaba la segunda opción completamente, o al menos quería creer en que no sería eso. 

Jeongin había usado drogas antes, le vio atiborrarse de ellas luego de pasar horas llorando en su habitación odiando la familia en la que había nacido. Le parecía irónico, llorar debido a que su padre estaba en el tráfico de drogas pero usar las mismas para tratar de sentirse mejor al respecto. Ni Bangchan ni él habían logrado detenerle en aquellos días. Lo único que logró alejarlo, y que aterraría a cualquiera, fue cuando su mejor amigo murió entre sus brazos debido a una sobredosis.

Sobredosis producida luego de que fuera el mismo Jeongin quien le ofreciera múltiples veces algunas de las "pequeñas bellezas" distribuidas por su padre. Era un chico de una edad similar al omega, con el mismo nombre de un famoso actor que creía haber visto en algún dorama hace ya años cuando su madre aún vivía. Todavía podía ver la culpa en los ojos del omega con aroma a fresas.

Luego de ello, Jeongin no volvió a tocar nada de aquello y en lo posible alejarse de todo lo que estuviera relacionado en lo posible. Era triste que pareciera nunca poder alejarse lo suficiente de él.

La cabellera pelirroja de su amigo volvió a aparecer entre las personas con un porte grácil y elegante. Más de uno volteaba a verle y es que los ajustados pantalones de cuero hacían que sus piernas se volvieran demasiado llamativas además de atrayentes pero todos allí le conocían. Haechan les cortaría el cuello con tan solo un cortaúñas si es que se atrevían a tocarle sin su permiso. Le vio levantar una de sus cejas con duda hacia Jeongin, Jeno sólo pudo encogerse de hombros. Los labios del otro omega se abrieron y cerraron pero la fuerte música hacía imposible llegar a oírle por lo que termino rodando sus ojos. Sujetándose del hombro del alfa, se acercó al oído del mismo para ser oído.

Opuestos En Común. NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora