31 (segunda parte)

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No tuve dinero para su funeral así que no pude darle uno. La familia de Haechan me abrió las puertas de su hogar para que no estuviera solo y tuviera compañía durante ese tiempo. Habían contratado a unos tipos para que limpiaran mi casa. Fueron muy amables pero no me sentía bien, me sentía más solo que nunca. Quise buscar a Taeyong pero no tenía idea en donde podía encontrarlo.

Estuve cerca de una semana sin poder salir de mi cama, ahogándome en mis propias lágrimas llorando en silencio ¿Qué se debe hacer cuando te quedas sin el único apoyo que tenías en la vida? Yo no lo sabía. Una tarde me cansé de ser débil, me cansé de llorar. Ya no quería ser un niño que no pudiera hacer nada, quería poder hacer justicia. El tipo que mató a mi madre aún estaba libre, había escapado en medio de la conmoción pero yo tenía su rostro grabado en mi memoria.

Salí de la casa de Haechan con tan solo una mochila y una decisión en la cabeza. Encontrar al hijo de puta. Claro que no era tan fácil decirlo como hacerlo. El poco dinero en en mis bolsillos comenzó a consumirse rápidamente por lo que debí volver con Park. Se aprovechó de toda la furia contenida que tenía, dándome contrincantes del doble de mi tamaño en las peleas. Habían días en los que terminaba tirado en la calle, con el cuerpo repleto de golpes y la cara hinchada. No era fácil pero adquirí mucha más experiencia de la que uno podría imaginar.

Fue esa misma experiencia la que casi me mata.

Haechan me había estado buscando en el último tiempo porque estaba preocupado por mí. Hacía meses que me había ido de su casa y solo volví para quedarme cuando su celo estaba próximo a llegar. Me llevó a una fiesta un día, había un tipo que le gustaba pero no se animaba a ir solo porque el ambiente no era el mejor. Ambos sabíamos en que mundo vivíamos y por eso acepte ir. Quería apoyarlo y debía cuidarlo.

Él estaba bien, hablando con el sujeto y yo sólo me encontraba en la barra bebiendo. No supe en que momento fue, pero termine poniéndome sumamente ebrio en esa fiesta. Si de por si era propenso a explotar en aquellos días, borracho era aún peor. Recuerdo estar buscando el baño cuando un tipo paso a mi lado empujándome con su hombro mientras me daba una mirada despectiva. Tan centrado fui que le devolví el empujón pero más fuerte.

No sé bien como fue pero terminamos peleando y fui yo quien salió victorioso. No recuerdo gran cosa de la pelea, sólo el rostro del tipo ensangrentado en el suelo. Era alguien visualmente mayor a mí, suponía que en sus veinte. Sonreí engreído hasta que Haechan tiró de mi brazo. Al girar vi su cara de espanto.

— Es uno de los hijos de Yang.

En ese momento, supe que estaba acabado. Para nadie era un secreto que Yang se dedicaba al narcotráfico en esa zona, meterse con uno de sus hijos podría decirse que era un acto casi suicida. Hui de la fiesta y me mantuve escondido por los siguientes días pero nadie puede escaparse por mucho tiempo de él. Yang tiene hombres a su cargo por todos lados, encontrarme no les fue demasiado difícil.

Me acorralaron en un callejón, me amordazaron y ataron subiéndome a una camioneta como si se tratara de una maldita película. Para ese momento, yo ya estaba despidiéndome de la vida sintiéndome extrañamente libre por lo mismo.

Me llevaron hasta una de las bodegas que le pertenecen. Al entrar vi al sujeto que había golpeado junto a un montón más de alfas y no dude de cuál sería mi destino. El hijo de Yang sonrió totalmente feliz mientras me arrodillaban en el suelo. Incluso el padre de este estaba detrás, viendo en silencio. Entre seis comenzaron a golpearme. Me sentí como un saco de boxeo. Pude sentir cada patada y puñetazo. Lo sentí como si fueran días aunque apenas fueron minutos. Cuando ya no podía ni moverme, con más de un hueso roto, me dejaron recostado en el suelo. Uno de mis ojos estaba tan hinchado que no podía ver, mis labios completamente partidos. Me sujetaron desde el cabello levantando mi rostro así pudiera mirar los Yang. Percibí el frío filo de una cuchilla en mi cuello. Iban a matarme justo allí.

Opuestos En Común. NominWhere stories live. Discover now