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Jaemin se despertó con un fuerte dolor taladrando su cabeza y sus ojos tan hinchados que hasta le resultaba un poco molesto tenerlos abiertos. Tuvo escasos segundos de tranquilidad sin entender su estado y dolor hasta que todo llego a él de golpe de manera abrumadora. Levantó su mano izquierda para asegurarse de que allí estaba aquel hermoso pero a la vez horrible anillo confirmándole todo y demostrando que no había sido una pesadilla creada por su mente. Su pecho dolió al verle allí, brillando completamente ante la luz del sol.

Ni siquiera había cambiado su ropa, era la misma con la que había estado el día de ayer en la fiesta. No tuvo fuerzas para ello. Se sentó en la cama, sujetando su cabeza entre sus manos tratando de encontrar algo de calma y diciéndose a sí mismo que no debía de llorar nuevamente o se pondría peor.

Sacó su teléfono, revisando si es que uno de los muchos mensajes enviados a Jeno habían sido respondidos. Ni uno sólo de ellos. Sintió su pecho encogerse pero se obligó a sí mismo a levantarse. No se ducho, no estaba con ánimos para ello, sólo cambio su ropa a una cómoda antes de bajar de su habitación. Tenía sed y quería tomar unos dos litros de agua si es que fuera posible, incluso ahogarse en ella ahora era algo tentador.

Todo el ambiente se tensó en cuanto entro a la cocina y sabía que cada uno de los de allí presentes ya estaba al tanto de su compromiso con el alfa. Habían pequeñas miradas furtivas hacia el anillo que pesaba horriblemente en su mano. No hubo comentarios sobre ello, solo un silencio que agradeció porque si volvía a hablar de aquello no lograría controlar sus lágrimas.

Se sirvió un vaso de jugo y tomó unas galletas antes de dirigirse a la sala de estar, dejándose caer sobre el sofá con pesadez. Miró hacia la televisión apagada por largos minutos como si en ella estuvieran todas las respuestas que quería.

— Así que aquí estas. — Escuchó la voz de su madre venir desde las escaleras a la vez que sus tacones resonaban por toda la casa. — ¿Tienes idea de la vergüenza que me hiciste pasar cuando desapareciste así anoche? No podíamos encontrarte. Debí mentirles a todos diciéndoles que de la emoción y los nervios tu azúcar había bajado, que estabas descansando.

Una risa seca y sínica salió de sus labios al escuchar las palabras de la beta. Aquello simplemente no podía ser cierto, no podía hablar con tanta calma sobre eso, como si solo se hubiera ido porque si, como si no hubiera una razón más que lógica para haber huido de ese lugar.

— ¿Cuál es el problema? Ya le habías mentido a todos antes haciéndoles creer que entre Yoon Oh y yo había una relación real. Les hicieron creer a todos que estábamos enamorados y que nuestro compromiso era algo para celebrar de esa manera. Esa es una enorme mentira en comparación a una simple como decir que me había descompuesto y debía marcharme ¿Qué clase de moral retorcida tienes Jihyun?

Jamás había llamado a su madre por su nombre y eso se reflejó en la sorpresa que tenía en su rostro. Ella estaba evidentemente enfurecida y aún así lucía hermosa. En ese momento, Jaemin la comparó con las serpientes. Mientras más hermosas y llamativas eran, más venenosas se volvían. Su madre era así, una serpiente en forma humana.

— A mí no me hables en ese tono jovencito. Yo soy tu madre.

— En lo que a mí respecta, yo ya no tengo una madre. Ella murió junto a mi padre, la persona frente a mi es solo una impostora que me ve como un objeto con el cual hacer negocios. Pero quiero que sepas algo Jihyun, amenaza con lo que quieras pero voy a lograr la forma de salvarme de esto.

Jihyun estaba anonadada y casi no podía reconocer a su hijo frente a ella. El tono de voz usado y el aura que le estaba rodeando, era como si fuera otra persona totalmente diferente al dócil jovencito que había sido hasta el día de ayer. Reconoció su ira pero estaba siendo un niño caprichoso que no tenía una verdadera visión a futuro. Su matrimonio solo le aseguraría una buena vida.

Opuestos En Común. NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora