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En estos días no había recorrido la ciudad más allá de las cuadras cercanas al departamento, ahora que Luke me llevaba hacia otras rutas, era como conocer otra ciudad.
Después del gran aguacero que había caído en la tarde, el clima estaba increíble, algunos rayos del sol atravesaban las nubes que quedaron y daban al ambiente otro toque especial. Baje todo lo que daba de la ventana y me recargue en la puerta, todo el aire me daba en la cara pero no me molestaba.

-¿Donde quieres ir? -pregunto Luke cuando se detuvo en un semáforo.

-No lo sé, usualmente como en el departamento. No conozco nada aquí -alce mis hombros- podemos ir a cualquier lugar a decir verdad.

-Creo que se a donde podemos ir.

Hacia donde sea que se dirigía, el camino duró un poco más de lo que pensaba y mi hambre se hacía cada vez más grande. La mayoría del tiempo solo se ría de los sonidos que hacía mi estómago mientras yo me dedicaba a pasarle a las estaciones de la radio. A pesar de eso, estar en su auto platicando de cualquier tontería, eran de los momentos que más me gustaba pasar junto de él.

-¡Vocho amarillo! -grite para luego golpearlo en su hombro derecho.

-¡Auch! -levanto su mano para sobarse- Eso no era un vocho, era un bittle, y tampoco era amarillo.

-Era amarillo pálido -entrecerre los ojos para ver mejor el auto que se alejaba cada vez mas- y los bittles son como los sobrinos de los vochos.

En algún punto del viaje, le expliqué de qué trataba el maravilloso juego del "vocho amarillo", insistí en jugar hasta que acepto pero me arrepenti casi al instante que note que casi no había vochos por aqui y menos amarillos.

-A eso se le dice trampa.

-Lo dices porque perdiste la única oportunidad de ver uno amarillo- sonreí volteando lo a ver- que llorón eres, Luke Hemmings.

-Y tú una tramposa -despego su vista de la calle por unos segundos y me regreso la sonrisa- Así que Alex Paes. Bienvenida a Santa Mónica.

Señaló a lo lejos, el famoso muelle que siempre sale en la televisión estaba frente a nosotros. Este lugar lo tenía increíblemente grabado en la mente por todas las veces que salió en Hanna Montana, siempre había deseado visitarlo y subirme a la gran rueda de la fortuna. No podía creer que se me había pasado que eso existía.

-¡Cómo en Hanna Montana! -exclame y Luke solo frunció el ceño- ¿Nunca viste Hannah Montana?

-Tal vez -hizo memoria por un pequeño rato- supongo que sí. No era un niño que se la pasará todo el tiempo en la tele.

-¿Estás queriendo decir algo con eso? -lleve mi mano a mi pecho como signo de indignación.

-Tal vez por tanto ver ese programa, te convertiste en una especie de Hannah Montana.

Me reí ante su comentario, también en varias ocasiones me había comparado con la famosa chica rubia. Tal vez mi vida era parecida, excepto sin el enorme armario, sin estilo, sin locas aventuras y sin un Nick Jonas en mi vida.

Luke manejo por otro rato más hasta llegar más de cerca al Famoso muelle. Dió un par de vueltas buscando en donde estacionarse hasta que vimos a una familia subir a su auto para marcharse.

-¿A donde vamos? -pregunte una vez que baje del auto, como siempre, con su maravilloso gesto de caballerosidad.

-Hay un increíble restaurant aquí cerca -paso un brazo por encima de mis hombros para dirigirme hacia donde era- hay unos dedos de pescado increíbles.

-Me gustan los dedos de pescado -asenti mientras caminabamos.

Llegamos a un Restaurant de ambiente familiar, tenía grandes ventanales en todo el perímetro del lugar, se podía ver el muelle y gran parte de la playa. Cómo no habíamos previsto a donde con tiempo, tuvimos que esperar a que una mesa se desocupara alrededor de una hora, pudimos marcharnos a otro lugar pero ninguno de los dos nos queríamos marchar sin dedos de pescado. Al final nos sentamos en la barra frente a la cocina.

Another phase | lrhWhere stories live. Discover now