The Secret [Jenlisa]

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Las mortecinas luces de los edificios y negocios empezaban a brillar con la llegada del gris ocaso, pero por fortuna no debían caminar mucho para llegar frente al coqueto café Bluestone Lane en el 435 W 31st. Street. El encargado los saludó desde la barra y les indicó con un gesto que enseguida los atendía.

Desde el primer día que ellas pisaron el "CL Enterprise" y forjaron amistad con el chico de la recepción, habían tomado la costumbre de ir a ese café para hablar de sus cosas con total tranquilidad. Y aunque al principio iban porque a Hoseok le pareció que el encargado le echaba el ojo, continuaron yendo a pesar de haber descubierto que no era su tipo.

— ¿Lo mismo de siempre, mi trío favorito? — preguntó Namjoon, con un tono condescendiente, pertrecho con su libreta y bolígrafo en mano. Los tres asintieron a la par y el hombre se retiró de inmediato.

— Eh... Namjoon — llamó Jennie. El chico se giró a mirarla — hoy necesito algo bien fuerte... — El aludido asintió, con una notoria sonrisa pícara.

— Ya sé lo que te voy a servir — repuso él, luego de buscar en su menú mental.

Rosé y Hoseok la miraron con total perplejidad. Era la primera vez en esos dos años que Jennie cambiaba su adorado capuchino por algo... «Más fuerte». El aroma a un intenso café invadía todo el espacio, sobrepasando a los demás olores a masa y a chocolate. Jimin miró a su alrededor y, al ver que sólo habían dos parejas un poco retiradas, levantó un dedo y empezó a moverlo de lado a lado.

— No querida, ya no jugarás con nuestros sentimientos — advirtió él — Necesito, no, te exijo que nos cuentes de una vez que es eso de que hoy capuchino no. Vamos, espero.

Jennie se mordió el labio y llevó sus manos a la cara por unos segundos que fueron como una eternidad para sus acompañantes, quienes esperaban ansiosos su respuesta. Estaba a punto de hablar cuando los interrumpió Namjoon con sus pedidos.

— Un latte para la señorita Roseanne... Un cappuccino para mi amigo Hoseok... Y para nuestra chica dorada, Magia — Jennie lo miró con complicidad ¿Habría notado Namjoon que ella realmente necesitaba algo de ayuda para culminar ese intenso día?

—Gracias Nam, ahora tenemos una conversación pendiente con esta señorita — Señaló Hoseok a la rubia, quien olía con mucho placer su taza. Namjoon tal vez si no los conociera de años, se hubiera molestado por ese comentario del impaciente chico, pero lo conocía tan bien que solo meneó la cabeza y se retiró a su barra nuevamente — Bien Jennie, ahora no tienes excusas. Empieza a hablar. Rosé asintió, apoyando lo que había dicho su amigo.

— Bien... ¿Recuerdan lo que les conté sobre la fiesta de fin de año...? — Ambos asintieron efusivamente — ¿Recuerdan que les dije que había sido maravillosa, pero que tal vez jamás la volvería a ver? — Ambos volvieron a asentir y, por la forma en que sus cuerpos se inclinaban hacia Jennie, parecían más que interesados en todo lo que salía de su boca — Bien... — Rosé no la dejó terminar, sino que chilló tan fuerte que Namjoon levantó la mirada desde donde estaba y sonrió.

— ¡La viste! — exclamó la castaña, con los ojos muy abiertos. Hoseok pasaba la mirada rápida y repetidas veces de Jennie a Rosé. La rubia se mordió el labio inferior y no necesitaron más respuesta, pero querían un informe completo, uno que incluyera lugar, día, hora y hasta sentimientos al momento del encuentro — ¿Dónde? ¿En qué momento?

— Hoy. Esta mañana — dijo Jennie casi en un susurro, recordando el momento en que desvió la mirada y se topó con la de Lisa por primera vez en la empresa. Sintió esa electricidad nuevamente en su interior y sonrió.

— ¿De camino al trabajo? — preguntó Hoseok, asumiendo que no había podido ser durante su horario de trabajo. La rubia negó.

— ¿Recuerdas que te dije esta mañana que necesitaba un favor? — Rosé asintió confundida — Te mentí. En realidad lo que quería era contarte eso, que la volví a ver. Y tú también la viste — En ese momento, luego de una rápida recapitulación de su día, la castaña encontró ese recuerdo. Ahora tenían sentido esos exagerados gestos que le había hecho su amiga cuando la visitó en su oficina.