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Jennie miraba a través de la fría ventana que daba a la calle, a que llegara el auto negro a buscarla. Se abrazó a sí misma para darse un poco de calor, pero en realidad el frío que sentía era más bien por esa horrible sensación de inseguridad que tenía en su interior desde la tarde. Se negaba a aceptar como válida esa idea que había asaltado su atormentada cabecita.

— No voy a renunciar a ti, Lisa... Seas quien seas, no me importa. Mucho menos si tienes algún compromiso con alguien más. Hoy decido hacer que no pienses en nada más que en mí... — susurró, como si le hablara a su interna, aunque se encontraba en completa soledad, en la seguridad de su habitación.

Vestía unas medias finas en negro bajo sus botas, las cuales llegaban por sobre sus rodillas, y un tapado negro sobre su cuerpo. Su dorado pelo brillaba con la luz que se colaba desde la calle.

— Porque ya no sé si quiero vivir sin esa forma en que me miras, con la suave sensación de tus labios sobre mi cuerpo, o tu apasionada forma de hacerme el amor. No quiero vivir en este cruel mundo sin tu compañía...

Jennie sintió el emocionante galopar de su corazón al ver el auto negro aparcar frente a su edificio. Tomó su cartera a toda prisa y salió disparada hacia la puerta principal. Se despidió de su padre alzando la voz al pasar frente a su habitación, ya que éste se encontraba ya acostado y viendo televisión. Luz, quien estaba recogiendo todo lo que habían utilizado para la cena, retrocedió el torso y, con una arruga entre sus cejas, observó a su pequeña ninfa de pelos dorados perderse tras la blanca puerta de madera.

Una pareja entrada en años coincidió con ella en el ascensor, la miraban con suma curiosidad, pues llevaba puesto un perfume que incluso para ellos resultaba irresistible. La rubia sólo sonrió con profunda amabilidad, lo cual no era raro en ella.

— Te ves hermosa, tanto que pareces un sol — comentó la mujer, deduciendo a lo que iba la chica dorada. La mujer incluso le guiñó el ojo, lo que causó que Jennie sonriera avergonzada.

Jennie caminó con pasos seguros y fue en ese preciso momento, en que se encontró con Lisa en la entrada del edificio, que todo su cuerpo colapsó. Todo su cuerpo había perdido la fuerza y sintió que sus piernas temblaban sin parar.

Lisa estaba arrebatadoramente sexy y la miraba de esa manera que la dejaba totalmente vulnerable. No le importaba, ni quería ocultar el placer que le causaba verla, así que cuando sus cuerpos estaban a unos escasos dos centímetros, la rodeó con ambos brazos por la cintura y la besó con esa pasión que generaba en ella.

Cuando por fin se dieron cuenta de dónde estaban, con algunos espectadores, se separaron y salieron de la mano hacia a calle, por supuesto, en completo silencio, apenas salieron, ambas estallaron en risas y corrieron hacia el auto, como dos niñas que acababan de cometer una travesura.

Ya dentro del auto, Lisa miró a la rubia con curiosidad, no se hacía la idea del motivo por el cual Jennie le había pedido que la buscara, aunque de ninguna manera le desagradaba su propuesta. La pelirroja puso en marcha el auto y giró el rostro para mirar a su novia.

— ¿A dónde vamos, mi Lady? — preguntó Lisa, esperando una respuesta. Jennie contestó sin titubear.

— A tu departamento — Lisa sonrió perversamente y levantó una ceja al oír a su novia, en especial con ese tono seductor con el que había pronunciado su respuesta.

El auto se perdió entre los muchos otros que circulaban por la avenida a esa hora. La pelirroja tenía una imperante necesidad de llegar y descubrir qué se traía entre manos su novia. Cuando luego de unos minutos, por fin llegaron frente al rojo edificio, con la vista del puente de Brooklyn de fondo, la rubia bajó sin esperar siquiera a que Lisa le abriera la puerta.

The Secret [Jenlisa]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ