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Jennie sabía perfectamente que casi nadie iba a la sala de copias faltando diez minutos para el horario de almuerzo. Se aseguró de llevar un bibliorato bien gordo en las manos para que su estadía en ese lugar no fuera tan extraña.

Lisa ya había dicho unos minutos antes en la oficina, que se retiraba a almorzar, y cuando notó que tanto Tamara como Rita la seguirían, se apresuró y cerró las puertas del ascensor. Estaba recostada por la máquina fotocopiadora y tenía las manos en los bolsillos. Se aseguró de que tenía condones en éstos y, mientras esperaba a la rubia, paseaba la mirada a su alrededor. Era una habitación cerrada y con olor a papel nuevo, donde se podía ver cuantiosos útiles de oficina apilados en perfecto orden.

La pelirroja solo había encendido una de las luces, por lo que todo estaba en penumbras, como si fuera un ambiente más propicio para lo que deseaba hacer con su novia. Su corazón se aceleró al oír unos tacones que repicaban cada vez más fuerte hacia donde ella se encontraba, con la respiración dificultosa y con el estómago creando problemas con tanta ansiedad, llevó una de sus manos a su prefecto flequillo y lo peinó con sus dedos. Se incorporó al ver que el picaporte se movía, y tragó grueso.

Jennie entró con una mirada que anticipaba lo que estaba por suceder, luego de colocar rápidamente la gruesa carpeta sobre una mesa más cercana, trabó la puerta con una silla y caminó decidida hasta donde Lisa la esperaba. La tomó de los pelos y pegó sus labios a los de su interna, besándola como si no hubiera mañana.

De pronto ya no era solo un ardiente beso, prácticamente se devoraban la boca, con sus lenguas luchando por vencer. En un segundo, sus labios ya no estaban unidos. Los de la rubia bajaban por el cuello de su evidentemente excitada novia, quien no pudo evitar emitir un silencioso gemido al sentir que llevaba las manos al cierre de su pantalón. Sabía que una cosa llevaba a la otra y la pelirroja estaba ansiosa por perderse en el interior de su chica.

Jennie la miraba pícaramente mientras bajaba el cierre de su pantalón. Lisa sonrió de costado, con la respiración agitada y cerró los ojos cuando sintió que la rubia tomó firmemente con la mano a su parte más sensible, el cual empezó a masajear de manera torturante, de arriba abajo. Jennie se deleitaba con la forma en que el rostro de su novia se tornaba cada vez más rojizo, y en los gemidos que intentaba contener, inútilmente. Afortunadamente, habían asegurado la puerta, porque no querían interrupción, ya que sólo tenían unos pocos minutos para festejar.

— Tenemos diez minutos... — susurró la rubia, mordiéndose el labio inferior mientras miraba a su novia con deseo, en su interior iba creciendo ese calor incontenible que siempre la invadía cuando estaba cerca de su interna, desde la primera vez que la vio, en la fiesta de Fin de año.

Lisa paseó sus manos desde el cuello de Jennie hasta llegar a sus caderas, como si quisiera grabar en su tacto cada detalle de su cuerpo, lenta y apasionadamente. La rodeó con sus brazos por la cintura y la atrajo más hacia sí de un tirón. La rubia gimió por la sorpresa y por la excitación que le causaba la cercanía de su miembro erecto a su cuerpo.

Lisa se arrodilló frente a Jennie y metió ambas manos bajo la falda de ésta para tomar las tiras de sus bragas y bajarlas. La rubia seguía mordiéndose los labios y cerraba los ojos cada vez que sentía ese torturador latido en su zona intima cuando los dedos de Lisa rozaban con descaro su suave piel.

La pelirroja levantó una de las piernas de su novia y luego la otra para despojarla de lo que le impedía amarla con total libertad. Al pararse nuevamente, Lisa giró a Jennie y la apoyó contra la fotocopiadora, para luego subirle la falda hasta la cintura. Ella aspiró el aroma de su perfume impregnado en su dorado pelo, el cual apartó hacia un costado, cayendo hacia el frente. Le besó el cuello descubierto y la rubia apretó los puños por la intensa excitación que sentía en todo su ser. Estaba lista para recibirla, pero al parecer Lisa quería jugar un poco más.

The Secret [Jenlisa]Where stories live. Discover now