zx 47 xz

8.3K 683 137
                                    


Lisa detuvo su auto a unas cuadras de la empresa y Jennie bajó, pero no sin antes meter un poco su torso por el lado del conductor y darle un beso a su sonriente novia. Por supuesto, ellas estaban tan ocupadas que no vieron a la que, con una mano tapándose la boca, ahogó un chillido.

La mujer caminaba por la acera contraria, pero lo suficientemente cerca como para ver de quiénes se trataba. En su rostro se formó una enorme sonrisa, de esas que demostraban una enorme satisfacción en quienes descubrían algo muy importante. Se acomodó mejor el anteojo y sus perfectos rulos, pero esa sonrisa no se le borraba.

Hoseok esperaba frente a su puesto, con una revista en las manos y tres cafés sobre el mostrador. Al verlo, Jennie supo que Rosé tampoco había llegado aún, muy extraño en ella, pero un alboroto en la entrada hizo que ambos amigos desviaran la mirada hacia Lisa sosteniendo a una Rosé muy despeinada. La castaña la había chocado sin querer, pero no fue necesaria una explicación para la interna, el ligero aroma a un perfume que conocía fue suficiente. Disimuló una sonrisa y Rosé se lo agradeció.

Hoseok levantó una ceja y sonrió con picardía para la chica dorada, quien reía divertida con la mirada hacia las dos. No sucedió lo mismo con las demás mujeres que vieron el percance. Éstas se mostraban molestas, incluso cuchicheaban entre sí. Jennie sintió curiosidad de saber por qué se veían como indignadas, así que se acercó disimuladamente hacia un grupito de tres, a quienes reconoció como las pasantes de Finanzas.

Una de ellas aseguraba que Rosé lo había provocado para tener contacto con la interna, ya que ésta no se mezclaba con los demás. Otra, que fue extraño el momento, porque se notó cierta familiaridad entre ambas, lo que las llevó a sospechar que ya había algo entre ellas. La última, interrumpiendo a las dos anteriores y, mascullando las palabras, dijo que no podía dejar que se la arrebataran.

¿En serio eran tan intensas y creían todas esas cosas de su amiga? Se preguntó Jennie, siguiendo su camino. No quiso ni pensar lo que debían estar diciendo a sus espaldas por tener a Lisa de interna, mucho menos lo quiso imaginar si supieran que eran mucho más que solo compañeras de trabajo. Negó con la cabeza y subió al ascensor con ellas. Esa conversación se había puesto interesante y no quería perdérsela, más aún, luego de detener la puerta para que subieran las protagonistas de sus pesares.

Las mujeres se debatían entre la furia de tener a Rosé en el mismo elevador y la felicidad de que Lisa las hubiera saludado amablemente. La castaña, por supuesto, no entendía esa expresión en sus rostros, así que decidió ignorarlas y conversar con su amiga.

******

— ¡En serio están locas esas mujeres! Hasta me dan miedo... — mencionó Rosé, una vez que llegaron a su piso. Jennie no pudo contener la risa, pero cuando desvió la mirada hacia el escritorio donde debía estar Lisa, su novia, pero está no se encontraba allí.

Tamara llegó unos minutos después y pescó a la chica dorada mirando con tristeza el lugar de la pelirroja, lo que le pareció tierno. Ella ya conocía su secreto, pero era tal vez lo único que no se lo revelaría a nadie. Apreciaba demasiado a Jennie como para divulgar que tenía una relación con su interna.

— ¿Un café, Jennie? — preguntó la mujer con amabilidad. La rubia hizo una mueca de disculpa y le mostró el vaso de café que le había regalado Hoseok.

— Muchas gracias, de todas formas, Tamara. Eres muy amable.

Jennie volvió a mirar hacia el escritorio vacío de Lisa, sin percatarse de que la mujer seguía ahí. No así Rosé, quien ya estaba toda liada con unos papeles que encontró sobre su mesa.

— ¿Qué pasó con la interna...? — preguntó señalando su lugar con el pulgar. La rubia se aclaró la garganta y contestó.

— Rotación — Sus labios formaron una delgada línea, mientras que la frustración era más evidente en su rostro.

The Secret [Jenlisa]Where stories live. Discover now