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Jennie rogaba porque lo que tuviera que hacer Lisa el fin de semana no fuera algo importante. Realmente deseaba que la acompañara al recorrido en Yate con sus amigos. A duras penas los había convencido Rosé de acompañarla, luego de decirles que era una forma de probar que Jisoo de verdad quería pasar tiempo con ella o no.

Jisoo aceptó sin poner objeciones, total, como le había mencionado a la castaña, el Yate tenía sus buenos cuarenta metros de largo, por lo que tendrían la privacidad necesaria.

«Privacidad necesaria». Esas palabras habían rondado la cabeza de Rosé durante toda la noche ¿Acaso Jisoo tenía algún plan romántico para ella? El cosquilleo que sintió en su interior fue tan placentero que la hacía sonreír incluso cuando estaba sola.

Jisoo era excéntrica, atrevida y arrebatadoramente sensual, acostumbrada a tener siempre a quien quisiera, cuando quisiera. Pero Rosé era algo especial. La había conocido a través de Jennie y, aunque habían sido amigas por mucho tiempo, últimamente ella ya no intentaba siquiera disimular que quería a la castaña como algo más que una amiga.

Hoseok no estaba tan contento con la invitación, mucho menos si Lisa aceptaba unírseles, pero aceptó ante la insistencia de sus dos amigas, a quienes raras veces podía decir que no. Él llevaría un libro interesante y disfrutaría de una vida de lujo mientras sus dos amigas tenían sexo desenfrenado con sus respectivas chicas. Hoseok nunca había paseado en Yate y tal vez nunca volvería a tener una oportunidad como esa.

******

Lisa esperaba frente al ascensor a que apareciera su chica dorada. Quería saber si se había molestado por algo el día anterior, ya que Chaerin le había comentado sobre su conversación y no encontró nada que pudiera generar en ella ese cambio ¿Acaso había dicho o hecho algo que la incomodara? Ella rebuscó en su memoria y a su parecer, nada de lo que dijo o hizo le parecía ofensivo.

Como si del mismísimo sol se tratara, apenas vio a la rubia atravesar las puertas de vidrio con el monograma de la empresa, todo su panorama se había iluminado. Lisa se paró de manera más elegante, con las manos en los bolsillos y esperó a que Jennie la alcanzara. ¿Acaso se veía diferente? Ya no la estaba ignorando como el día anterior, aunque tampoco se mostraba muy cercana. Lo último tal vez se debía a que había mucha gente alrededor.

Era viernes y se notaba el espíritu que generaba la proximidad de la fiesta de internos. Nadie hablaba de otra cosa por los pasillos. Ropas, zapatos, acompañantes, presentes, nada quedaba al azar.

Pero la pregunta del millón era si la interna de la presidencia del "CL Enterprise" las deleitaría con su presencia.

Las apuestas corrían y no sólo con respecto a su asistencia, sino que algunas más osadas, hasta apostaban que se retiraría con una de ellas.

— Hola Jennie... ¿Cómo estás? — Saludó Lisa y luego miró a la castaña — Rosé ¿Verdad? —Preguntó frunciendo el ceño y entrecerrando levemente los ojos. Ella asintió y la saludó sonriente.

Subieron al ascensor y la pelirroja cerró apresuradamente la puerta, como de costumbre, al ver a las chicas que se apresuraron a seguirla.

— Lisa... — saludó Jennie, con una tímida sonrisa. Rosé fingió que revisaba su teléfono. Ella necesitaba tocar el tema del fin de semana y había tenido una gran idea.

— ¿Ya decidiste con quien iras el fin de semana, Jennie? Recuerda que debo confirmarlo hoy... — La aludida la miró escandalizada, aunque entendió el punto. Lisa entrecerró los ojos, mirando a Jennie.

— Ehhm, no, pero si consigo con quien ir te aviso — la chica dorada sonrió de costado. Lisa se había puesto algo tensa de repente y, aunque fingió no atender la conversación de las amigas, ellas estaban seguras de que la pelirroja se estaría preguntando a dónde irían. El plan había funcionado.

The Secret [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora