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Lisa fingió celos cuando Jennie vio a Momo y a Jeongyeon entrar por la puerta de su departamento. La rubia se emocionó al descubrir que ya se habían visto, pero sintió un poco de vergüenza por no haberla reconocido en el hospital para saludarla como merecía.

Momo tenía una sonrisa entre pícara y divertida, pero Jeongyeon parecía decepcionada por haber sido la última en conocerla. Aun así, la saludó alegremente.

— Jennie, ella es Jeongyeon — mencionó Lisa, dándole una leve palmadita en el hombro a su amiga de pelo celeste. Ésta se acercó a la rubia y le dio un beso en la mejilla.

— Es un placer conocerte al fin, chica misteriosa — bromeó Jeongyeon. Bajó enseguida la mirada, como si hubiera dicho algo indebido.

— Y ella, Momo — La señaló con la mano. La pelinegra iba a imitar a su amiga, pero Lisa no la dejó, para sorpresa de su novia — No te pases de lista, Moguri, que de ti no me fío... — bromeó Lisa, con los ojos entrecerrados. Todas rieron y al final terminó permitiendo con gusto que saludara de manera más cercana a la chica dorada.

— Sabía que te había visto antes, pero en ese momento no lo recordé — repuso Jennie hacia la pelinegra y se cubrió parte de su rostro con una mano, con la otra rodeaba la cintura de Lisa — ¿Por qué no me lo dijiste...?

— ¿Y perderme este momento? De ninguna manera — Las cuatro rieron.

Jennie, aparte de torturar a Lisa con evasivas de su respuesta a lo del viaje, había preparado pollo al horno para la cena. Se veía delicioso, rodeado de papas asadas y especias, todo delicadamente acomodado en medio de la coqueta mesa que había puesto con ayuda de su novia. Tomaron sus asientos y compartieron una divertida velada entre las cuatro.

— Debo decir que, hasta que supe que Momo te vio en el hospital, pensé que eras una alucinación de nuestra amiga — bromeó Jeongyeon, luego de beber un poco de vino. Lisa puso los ojos en blanco, indicando que la creía exagerada y Jennie se sonrojó un poco

— Es que Lisa rechazaba a todas las chicas de nuestro entorno que le presentábamos... Creo que la única afortunada había sido la señorita Dahyun — Menciono Momo

La rubia sintió un estrujón en su interior, su sonrisa se fue tornando más fingida a medida que bromeaba sobre esa tal Dahyun, un nombre que había anotado en su memoria para luego investigar.

— Tú nos vendiste, es diferente — Aseveró Lisa, señalándola con su copa a medio llenar.

— Fue por una buena causa, los niños del pabellón de cáncer te están agradecidos, mi buena amiga — se defendió la joven médico. Jennie observaba pensativa el interior de su copa, pero luego se le ocurrió una idea. Sentía tantos celos de esa mujer desconocida, que necesitaba desahogarse.

— Dime, Momo, esa cena de beneficencia... ¿sólo la haces en Tokyo? ¿Podrías explicarme en qué consiste la subasta? — Lisa empezó a preocuparse. Notaba cierto tono suspicaz en su novia y sospechaba que no iba a acabar muy bien.

— Debo aclarar, mi querida Jennie, que el premio sólo es una cena con él o la subastada — repuso Momo, con una sonrisa cómplice — Pero nos divertíamos mucho al ver cómo se peleaban por mi amiga — Colocó una mano en el hombro de Lisa y ésta dibujó en sus labios una sonrisa más que fingida

— Por fortuna yo no participaba, o no quiero imaginar la locura que se desataría.

Jeongyeon y Lisa rieron ante tal suposición, aunque no era totalmente descabellada. Muchas personas pagarían por una velada con la heredera de la fortuna Hirai.

The Secret [Jenlisa]Where stories live. Discover now