The Secret [Jenlisa]

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No hablaron durante todo el viaje hasta el bar a donde la llevó Lisa. No era el lugar que ellas acostumbrarían visitar, pero la pelirroja sintió que podría funcionar. Era informal y parecía divertido.

Apenas llegaron, se ubicaron en una mesa cerca de la barra, pero un grupo de hombres, al parecer, totalmente ebrios, las distrajeron. Jennie había dejado de llorar, y afortunadamente ya no tenía los ojos tan rojos e hinchados. Afortunadamente, porque uno de esos hombres era su ex novio, Kai y parecían estar festejando algo.

— Vaya, vaya... pero miren a quien encontramos aquí... — balbuceó él. Sus acompañantes eran amigos que también conocían a Jennie, por lo que ella saludó amablemente a estos.

— Veo que te estás divirtiendo, Kai — repuso la rubia, con total indiferencia. Lisa lo miró con desaprobación, esperando cualquier cosa de ese miserable.

— No tanto como tú. Ex novia... — Se relamió los labios, mirándola de arriba abajo — Cometí un error al dejarte, pero podemos repararlo...

Lisa se puso de pie, quedando enfrente del ebrio. Jennie se asustó y lo invitó a retirarse de ahí, pero como parecía no tener intenciones de hacerlo, animó a Lisa a retirarse con ella.

— No te culpo, Kai, me cambiaste por un mejor partido. En tu familia eso es lo que importa ¿no? Sé feliz — Tomó su cartera y el brazo de Lisa.

Ya estaba por salir cuando su ex novio volvió a abrir la boca.

— Hablas como si fueras una santa, querida Jennie. ¿Lo dice la que se revuelca en la cama con la hija de Lee Chaerin? — En ese preciso momento, Jennie se sintió tan mal que todo le dio vueltas.

La hubiera escuchado cuando le pidió, en el viaje, pero ella con su cabezota, pensando que eran amantes. Esperaba cualquier cosa menos eso, pero a su vez, sintió paz. Lisa no tardó en reaccionar y le propinó un duro golpe en el rostro, dejándolo completamente noqueado en el piso.

Sus amigos se ocuparon de él, mientras la pelirroja seguía a su novia, quien se retiró prácticamente corriendo. Jennie no entendía lo que sentía su corazón. Estaba molesta por la forma en la que se enteró que Lisa era, en realidad, hija de Chaerin y no su amante y, por otra parte, desbordaba de amor por su novia, porque ahora tenía la certeza de que en realidad la amaba, como le había dicho Rosé.

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Jennie se abrazaba a sí misma mientras caminaba por la acera, con Lisa siguiéndola de cerca. Con razón Lisa le había dicho que Chaerin la quería mucho. Debieron hablar de ella muchas veces, aunque le resultaba difícil ver a esa mujer teniendo conversaciones sobre la relación sentimental de su hija. Ahora entendió por qué Jiyong también había oído hablar de ella y, aunque intentó enojarse con la mujer que la seguía pacientemente, no podía. Aun así, quería saber por qué le ocultó su identidad. Por qué eligió ser su pasante y no su jefa, como podía serlo si quisiera.

— Sé que debes estar molesta conmigo y, no intentaré defenderme — dijo por fin la pelirroja, cuando Jennie se detuvo para cruzar la calle. No le importó que las demás personas las vieran y oyeran — pero por favor, dame una oportunidad de explicarte mis motivos. Si después quieres dejarme, lo entenderé. Ese fue uno de los motivos por los cuales no te conté desde un principio quien era...

La rubia se giró y la miró fijamente. En vez de abrazarse, se cruzó de brazos. Se podía notar en felinos ojos que había estado llorando de nuevo. Lisa se acercó lo suficiente como para rozar los dedos por el sonrojado rostro de su novia. Jennie cerró los ojos y una lágrima cayó de nuevo, una que Lisa se apresuró a limpiar con su pulgar.