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Otra vez el molesto tono de llamada. Jisoo ni siquiera se esforzó en revisar quién era, sabía de sobra que se trataba de Rosé, otra vez. Continuó acomodando su atuendo frente al espejo que tenía en su elegante guardarropa. Se rocío el contenido de un frasco cuyo líquido era un cristalino e incoloro. Cerró los ojos por unos segundos y agradeció que la insistente música dejara por fin de sonar. Abrió los nuevamente al oír que alguien golpeaba la puerta de su habitación y, al oír que ésta se abrió luego de no responder, supo que debía ser Taehyung, así que esta vez continuó con su cabello, el cual peinó con extremo cuidado.

— Jennie me ha vuelto a llamar y tengo como cinco mensajes de Rosé sin revisar — Tae levantó el celular y le mostró la pantalla — ¿No podrías por lo menos tranquilizarla y decirle que estuviste ocupada y que le hablas mañana?

— Lo haré mañana.

«Claro, no eres tú el que debe dar una explicación luego», pensó Jisoo con una sonrisa desganada.

Él asintió y salió hasta donde la esperaba su hermano. Taehyung era el menor de los dos (por diez minutos exactamente) y el más frágil, por lo que Jisoo siempre se sintió como su protectora. Ella miró el reloj sobre su mesa de noche, detrás de unos libros policíacos y notó que los invitados debían estar llegando en unos minutos. Suspiró profundamente y luego palmoteó la espalda de su mellizo.

— Que empiece el show — masculló ella entre dientes y salió de la habitación, aún sin esperar a su hermano.

— Lo siento tanto... — susurró Taehyung, pero Jisoo ya no lo oyó. Lo que ella estaba haciendo por él no tenía precio y no podía evitar sentir culpa. Tomó su teléfono y marcó. No tuvo que esperar mucho a que la otra persona le contestara.

— No soporto esta culpa de ver a Jisoo salvarme de nuevo... ¡Lleva haciendo esto toda la vida!

— Es sólo mientras pensamos que hacer. Te prometo que encontraremos una salida. Ninguno tendrá que cumplir con esa estúpida alianza — Oyó Taehyung del otro lado del teléfono.

— Yo sé que Jisoo te pidió tiempo para contarle a Rosé, pero no quiero que ella salga lastimada si no logramos armar un plan a tiempo. Ella siempre fue una gran amiga de los dos, pero Jisoo se enamoró...

— Le prometí que esperaría un mes. Es todo lo que le daré — dijo la voz del otro lado. Tae miró a sus espaldas, para asegurarse de que nadie lo estuviera oyendo.

— Tú le prometiste callar — dijo, cuando se aseguró de que estaba solo — yo no.

— ¿Qué harás, Tae? No cometas una locura, por favor. Piensa en Rosé...

— Justamente, porque pienso en ella es que creo que es mejor que se desilusione de una vez y, si las cosas salen bien, volverán y, si no, no seremos malos amigos por haberle ocultado algo así, dejando que ella crea que su cuento de hadas por fin se cumplirá.

— No te imaginas cómo me siento cada vez que me cuenta, con tanta ilusión, lo bien que le hace sentir de nuevo esa emoción de un nuevo amor... Creo que ambas dejaron de verse como amigas hace tiempo.

— Bien, debo ir a esta farsa de cena. Te llamo más tarde.

Taehyung cortó justo a tiempo, porque su madre lo estaba buscando con un rostro de pocos amigos. Algo le decía que Jisoo abrió la boca antes de tiempo, pero fingió demencia y apretó el teléfono por su pecho.

— ¿Acaso no piensas bajar a conocer a tu prometida? ¡Qué falta de respeto! Deberías aprender un poco de tu hermana — Eso le indicó que seguían pensando que era él quien se casaría con la joven Violeta Kutchner.

The Secret [Jenlisa]Where stories live. Discover now