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Hirai Momo no era solo la heredera de la fortuna de su familia, ella admiraba tanto a su tío que decidió seguir sus pasos en la medicina; y ahora, que estaba en plan de decidir su especialización, no encontró mejor idea que ir una temporada a prestar servicio en el Hospital en el que trabajaba su mentor. Siempre consideró aburrido dedicarse sólo a administrar la cuantiosa fortuna con la que había nacido, ella quería hacer algo que dejara huellas.

«"¿Por qué nadie cree cuando digo que soy médico?" Le había preguntado una vez a su tío, y éste, luego de pensarlo un rato, contestó con la tranquilidad que lo caracterizaba. "Talvez porque les es difícil pensar que alguien con tanto dinero pueda hacer estas cosas. Tu título nobiliario siempre eclipsa al universitario, pero eso cambiará con el tiempo, hija. No te preocupes tanto por ese detalle, me pasó lo mismo"».

Chaerin abrazó a su amigo que la recibió con una radiante sonrisa. Parecían conocerse de siempre por la forma en la que se llamaban de manera cariñosa por sus nombres de pila. Jennie se mantuvo en silencio, detrás de su jefa, esperando a que la invitaran a tomar asiento, pero el doctor desvió la mirada y Chaerin se sintió apenada por no haberlos presentado aún.

— Perdona — dijo, mientras tomaba cierta distancia y se ponía de lado para que la rubia ya no estuviera detrás — Ella es Jennie, mi asistente — La señaló con la mano. La rubia sonrió amable para el hombre, pero notó una expresión extraña en él, como si le hubieran hablado antes de ella — Jennie, él es el doctor Daesung, a quien acostumbro llamar Dae de cariño.

— Es un placer, doctor...

— Puedes llamarme Doctor Dae si así lo prefieres — él esbozó una sonrisa de costado. La rubia asintió.

Jennie observó con curiosidad los diplomas detrás del escritorio del médico. Eran cuantiosos, e incluso tenía algunas menciones honoríficas de importantísimas universidades del Reino Unido por investigaciones realizadas a favor de los enfermos de cáncer. La admiración que había nacido en ella por su calidad de persona, ahora se extendía a su calidad profesional.

Aunque no era el especialista indicado para diagnosticar a Chaerin, quiso conversar con ella mientras llegaba el neurólogo a quien había recomendado el caso. El doctor Levine debía estar en cirugía, porque no contestaba las llamadas.

— Jiyong me llamó esta mañana. Está preocupado por tu salud — mencionó Daesung. Chaerin suspiró y Jennie no pudo evitar preguntarse quién sería ese. ¿Era su ex esposo? ¿O un nuevo novio, tal vez? También se extrañó porque ambos hablaban como si ella no estuviera ahí, así que se movió para recordarles que no estaban solos — Acompáñame a la sala privada, necesitamos hablar.

Por supuesto, la rubia ni siquiera se movió, sino que solo se acomodó mejor en su asiento y tomó una de las revistas que tenían a disposición del público. Los vio perderse tras una solitaria puerta blanca, hablando de algo que ya no pudo oír.

— ¿No te molesta que, además de Adam, nos acompañe mi sobrina? Acaba de llegar de Japón y está decidiendo en qué rama hacer su especialización. Le dije que un tiempo por acá le ayudaría a tomar esa importante decisión — Chaerin bajó la comisura de sus labios, levantó ambas cejas y negó con la cabeza.

— ¿Otra rebelde más? — bromeó la abeja reina, haciendo que su amigo levantara ambos brazos hacia el cielo.

— Seguro la conoces, es amiga de Lisa — Ella lo pensó una milésima de segundos y por su reacción, Daesung supo que la había ubicado.

El médico tomó el tubo del teléfono que colgaba en la pared y marcó tres números. Debía ser un interno. Esperó unos pocos segundos y luego pidió a una tal Christina, que enviara a su sobrina al consultorio. Había puesto mucho énfasis en que dejara «todo» lo que estuviera haciendo y que no tardara.

The Secret [Jenlisa]Where stories live. Discover now