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Jennie estuvo extraña todo el domingo, pero Lisa asumió que se debía a lo del aniversario de la muerte de su madre y no por lo que escuchó.

Cuando regresaban para Nueva York, Jennie se pasó pensando la forma en la que pudiera evitar ese encuentro entre su novia y Chaerin, entonces se le ocurrió una gran idea.

— No quiero que me lleves a casa — sentenció la rubia. Lisa la miró extrañada, pero luego sonrió débilmente — Quiero que me lleves a dormir contigo, a tu departamento...

La sonrisa de la interna se ensanchó, pero aun así, permanecía rondando su mente ese comentario de Jennie. «Chaerin está enferma y no quiere que nadie lo sepa».

— Es una idea genial, pero me temo que no dormiremos mucho, señora jefa de Negociaciones Internacionales — bromeó la pelirroja, mientras atendía su camino.

Lisa iría a visitar a su madre al día siguiente. Jennie sintió un tremendo alivio. La eligió a ella, eso significaba que tal vez lo de Chaerin es algo que no era importante para su novia. Por fortuna, no tendría que ver a su jefa al día siguiente, porque no estaba segura de cómo la miraría. Aunque deseaba odiarla, no podía. Algo en ella la llevaba a sentir respeto y algo de pena.

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La rubia observaba con sorna a su novia mientras se vestía para ir a la empresa. Se veía tan sexy que ella tuvo ganas de retomar lo que acababan de terminar, justamente, antes de esa ducha. Solo esperaba no haber hablado en sueños, porque soñó con su jefa, lo poco que durmió. Peinaba su larga cabellera dorada, vestida con algo de lo que tenía en su maleta, ya que pasarían primero por su casa antes de ir al trabajo.

Como siempre, Jennie bajó una cuadra antes de llegar, sin que nadie la descubriera esta vez. Caminaba pensativa, ya a pocos metros de la entrada principal, cuando vio el auto de Chaerin estacionar enfrente. Se le detuvo el corazón al verla bajar, tan elegante como siempre y con ese aire que destilada seguridad.

— Señora Lee... — saludó la rubia, esbozando su mejor sonrisa. Chaerin se veía un poco desganada, pero igual, se mostró muy feliz de ver a su ex asistente.

— Jennie, ¿todo bien en mi ausencia?— preguntó, mientras revisaba los sobres que le había entregado su chofer. Se comportaba demasiado tranquila para tener enfrente a su rival.

— Todo en orden, señora.

Adentro, Rosé esperaba a su amiga para ponerse al día, pero la abeja reina pensó que había averiguado que regresaba ese día y la felicitó por su eficiencia.

— Convoque a una reunión de prensa para el medio día, señorita Park — pidió Chaerin — Hoy anunciaremos los ascensos de la señorita Kim y de la señorita Hamilton.

La castaña tomó nota en su agenda y asintió. Como siempre, no entendió las señas que le hizo Jennie mientras se dirigían hacia el ascensor, pero estaba segura de que luego se lo contaría con detalles. Quería saber si su contribución al plan de Lisa había sido de ayuda.

Mientras subían en el ascensor, Rosé le comentó a su amiga, sobre la afortunada conversación que habían tenido Jisoo, Violeta y ella la noche pasada. Se podía notar la emoción al ver una salida a su dilema amoroso.

Chaerin fingía leer el contenido de sus sobres, pero cuando oyó el nombre de Momo y el plan de su asistente para hacer de cupido con la bella y joven Violeta kutchner, las miró tan fijo que fue imposible que siguieran hablando, aunque, en realidad, estaban cuchicheando.

— Perdón — se disculpó Rosé. Jennie seguía algo extraña.

La abeja reina continuó con lo suyo los pisos restantes, pero en varias ocasiones, la castaña sintió su incómoda mirada.

The Secret [Jenlisa]Where stories live. Discover now