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— ¿Lo mismo de siempre chicos? — preguntó Namjoon, con su gastada libreta en la mano.

Como siempre, la cafetería estaba llena a esa hora, pero siempre se encargaba de encontrarles un lugar. Él miró a Rosé, quien fue la primera en decidir lo que tomaría esa tarde. La castaña titubeaba entre su amado Cappuccino y un expreso doble, tenía los labios apretados y pasaba de una bebida a otra en la carta, como si una de ellas fuera a decirle «Tómame a mí». Jennie hablaba con Luz por teléfono, por lo que ni siquiera había mirado la carta que reposaba frente a ella, mientras tanto, Hoseok contestaba un texto, el cual, por cierto, intentaba ocultarlo de sus amigas.

— Sí, creo que... me quedo con el Cappuccino — respondió la castaña, elevando levemente los hombros.

— Yo tomaré el expreso doble — anunció Hoseok. Se mordió el labio mientras volvía a recorrer la lista de masas — y... unas medialunas — Asintió, al ver que Namjoon anotaba su pedido — ¡Ah! Sin relleno, por favor... Rosé y Jennie lo miraron como si hubiera dicho algo descabellado — Me estoy cuidando — añadió, encogiéndose de hombros y, con una sonrisa que escondía algo más que felicidad. En ese momento las chicas descubrieron que él andaba muy extraño desde que volvieron de su viaje en yate. Era el que siempre las invadía con mensajes, pidiendo actualización de todo, y ese día, había brillado por su ausencia. Además, él jamás cuidaba su alimentación.

— Así que cuidándote... — mencionó Jennie, entrecerrando los ojos. Él asintió y se arregló la manga de la camisa para evadir la inquietante mirada de la chica dorada.

— ¿Hay algo que quieras, o «debas» contarnos? — inquirió Rosé, poniendo especial énfasis en la palabra relacionada al deber. La castaña buscó apoyo en la mirada de su amiga, y ambas fijaron la mirada en Hoseok. Él lo iba a negar, pero su tonta sonrisa al ver que la pantalla de su celular brilló con la llegada de un mensaje, lo delató por completo, así que era totalmente inútil hacerlo.

— ¡Nuestros pedidos! — exclamó Hoseok, mirando a lo lejos a Namjoon cargando una bandeja con las tazas y las masas.

— Ahá, buen intento — ironizó Jennie, quien ya había empezado a cruzarse de brazos. Eso indicaba que estaba prestándole toda su atención y que no iba a desistir de su objetivo.

— ¡Bien! Ustedes ganan, par de chismosas... — Ambas chocaron las manos en señal de victoria y se acomodaron mejor para que Namjoon les entregará sus pedidos.

— ¿Se les ofrece algo más? — Los tres negaron sonrientes, Namjoon asintió y se retiró a la mesa de al lado, al ver que una mujer con un extraño anteojo lo llamaba con la mano.

Hoseok había prometido mantener en secreto lo que estaba por contarles, pero... ¡Eran sus mejores amigas! ¡No podía ocultárselo! Tragó grueso y suspiró.

— Antes que digas nada... — lo interrumpió Jennie, con el rostro apenado. Según ella, habían sido muy egoístas con él y eso la estaba torturando — quiero que nos disculpes por haberte abandonado en el yate... — ella hizo una mueca de disculpa — Ni siquiera te preguntamos si estabas bien, o si no te aburrías... y me siento mal por eso.

Rosé apoyó asintiendo apenada, aunque hasta ese momento no lo había considerado. Ella había estado tan nerviosa y presa de la ansiedad, que su mente se había mantenido completamente abrumada.

— No voy a negar que en un principio me sentí fuera de lugar — Él fingió reprenderlas con la mirada, pero luego, la comisura de sus labios fueron subiendo de a poco — Sentí envidia de ustedes, por estar con sus amantes — Jennie estuvo a punto de pronunciar algo — ya había, sin embargo, Hoseok levantó la mano y la volvió a cerrar — pero agradezco que me hayan invitado. Agradezco que me hayan dejado solo, porque de no ser así, no lo hubiera conocido... — Sus ojos brillaban y parecían pensativos.

The Secret [Jenlisa]Where stories live. Discover now