3. Adiós

1.6K 53 27
                                    

«Acción de despedir a alguien»

Aitana

Había llegado el día, ese que llevaba evitando desde que me dijeron que su corazón había dejado de latir. Ese que me obligaría a decirle adiós, fingiendo que lo he superado, sabiendo que eso nunca va a pasar. Había llegado el día, su entierro.

No tenía ganas de nada, solo de escapar, de huir de todo y, por un momento, volver a ser yo. Me costó horrores ponerme el mono negro y maquillarme, todo era un camino para llegar a un lugar que ya odiaba y no quería, no quería.

La misa fue sencilla, el cura de Sant Climent de Llobregat, el pueblo donde mi familia había crecido, tenía una estrecha amistad con mi abuelo y, dar esa misa fue, cuanto menos, difícil.
Mi yaya dio un pequeño discurso con el que consiguió que todos los presentes recogieran las lágrimas que habían caído de sus ojos. Y, cuando me quise dar cuenta ella misma me estaba empujando al micrófono para cantar una canción que ni siquiera me había preparado.

Procuro olvidarte, siguiendo la ruta de un pájaro herido. Procuro alejarme de aquellos lugares donde nos quisimos. Me enredo en amores, sin ganas ni fuerzas por ver si te olvido, y llega la noche y de nuevo comprendo que te necesito —mi voz se empieza a romper, veo a Luis a unas filas de distancia mientras asiente dándome a entender que siga— Lo qué haría porque estuvieras tú, porque siguieras tú conmigo. Lo que haría por sentirme así por no vivir así.

Tengo la cara húmeda y no he conseguido aguantar mis lágrimas por lo que supongo que tendré todo el maquillaje manchado, pero eso es lo que menos me importa ahora mismo, yo solo quiero que ese mensaje le llegue a mi yayo, hasta allí arriba.

Perdida —lo digo apenas en un susurro, con esa voz rota que me ha quedado, esa que representa mi estado emocional—

Todo el mundo aplaude, mis padres secan sus lágrimas, al igual que mi abuela, que tampoco se ha contenido. Mi prima Bea sujeta a uno de sus mellizos, Hugo, mientras que Arán, su marido abraza a Lara. Y ambos realizan el mismo gesto que casi todos los presentes evitando las miradas de sus hijos y esas preguntas acerca de porqué lloran.

Vuelvo a sentarme en el banco, junto a Amaia y mi abuela, las dos me agarran fuerte sabiéndome afortunada de tenerlas en mi vida.
Mi abuela no lo había pasado bien, y, siempre consiguió vestirse una sonrisa para sacar la mía a pasear.

Todo lo demás continúa, y yo, sigo parada. Así, como si nada.

El coche había llegado, estaba colocada al lado de Amaia, que me abrazaba. Todos los presentes hacían pasillo, mi padre, junto con los hermanos de mi madre, llevaban el ataúd hasta el lugar indicado. Todo era silencio sepulcral, llantos ahogados en papel y frío, dentro y fuera de nosotros.

Era raro, no sabía explicar cómo me sentía en ese momento. Mi abuelo acababa de fallecer, se había ido y se perdería entre esa tierra húmeda del fondo del suelo. Sin embargo, le había visto sufrir, tanto, que, cuando volvió a recaer, pedí que eso se acabase, de una forma u otra, pero que dejase de ver a mi abuelo lleno de cables, sin voz, sin hacer lo que le hacía feliz, sin ese brillo en su mirada, sin su sonrisa contagiosa.

No fue un entierro oscuro, de hecho, podría decir que se vio luz al final de ese túnel en el que me había metido. Me sentí orgullosa de ser su nieta, de haberle visto bailar con la música más moderna, de haber bajado al parque con él, de haberle visto esa mirada de orgullo al verme tocar algún acorde desafinado. Me sentía orgullosa sí, porque había luchado con todas sus fuerzas, había desafiado a la vida, siendo consciente de que con un solo golpe podía perder. Pero ahí siguió, hasta que no pudo más, hasta que vió que era el momento. Ahí se fue. Pero, por la abierta grande, esa que quedó abierta.

Mi mente no recuerda mucho más. A penas había intercambio un par de palabras con los Cepeda, quienes habían comunicado a mi familia su decisión de cerrar unos días la tienda por la muerte del copropietario y amigo. Mucha gente había marchado, solo quedábamos familia y amigos cercanos. Mi padre se ofreció a acercar a Amaia a su casa, su madre la había llamado y no era el momento de tensar aún más la cuerda de su relación. Me despedí de ella a duras penas, me recordó que él estaría muy orgulloso de mí, además de advertirme de que esta noche, como siempre, tendríamos nuestra videollamada ya obligatoria.

Quedamos mi abuela, Luis Cepeda, su hijo y yo. Los dos más mayores hablaban de temas que no me incumbían y en los que tampoco quería interceder. Me quedé embobada mirando al suelo, sin un atisbo de brillo en mi mirada, pensando en todo lo que había pasado, en todo lo que quedaba por pasar. Mi cabeza iba a diez mil por hora, como si un Ferrari sin rumbo estuviese dentro de mí, con la adrenalina incontrolable, intentando ponerme el freno de mano, sabiendo que todos estaban rotos y que no pararía hasta estrellarme.

Y así fue. Me choqué con una voz ronca, un pelo negro revuelto y unos brazos que, lejos de asustarme, sin saber por qué me hicieron sentir en casa. La gente dirá que estoy loca al pensar así, al admitir que en cuestión de días él andaba ya por mi cabeza, pero, que más daba, si con eso evitaba prenderle fuego a la casa.

Que más daba, si una amistad de abrazos valía más que una de palabras. Porque sí, yo le podría decir amigo, y eso que nunca he sabido cómo eran. Yo le podía llamar, sabiendo que iba a coger el teléfono, porque no existieron dudas y ahora, tengo pruebas.

Nos quedamos ahí, oyendo voces de fondo, viendo cómo el reloj no marcaba las horas. Y como las estaciones se quedaban vacías por culpa de ese tren que, de momento, no pasaba. Pensando si fue una causalidad que ahora estuviésemos ahí los dos, diciéndonos hola, pensando en dar un último adiós.

–––––––––––––––§–––––––––––––––

Descubriendo acordes:

Bueno, creo que no hace falta decir los pequeños detalles de "Llegas tú", "Con la miel en los labios", "Vas a quedarte", y "Procuro Olvidarte".

En cuanto al funeral y los sentimientos de orgullo están inspirados en un vídeo que ya os puse, creo que fue en el primer capítulo. Y poco más acordes puedo desvelaros de este capítulo.

_______________________________________

Holaa!! De nuevo por aquí y con un capítulo que me hacía mucha ilusión publicar. Se podría decir que, hasta ahora, es mi favorito aunque espero que haya competencia jajajaja.

Bueno, decir que ayer estuve a punto de publicarlo porque soy una impaciente pero al final, me contuve hasta hoy.

Que creéis que pasará después? Dejarme vuestras teorías que me hace mucha ilusión leeros.

Pasar buena semana y os leo!!!

Besoooos💙💛

Tus acordes en mi guitarraWhere stories live. Discover now