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«La Asamblea General de las Naciones Unidas decide designar el 21 de marzo Día Mundial del Síndrome de Down»


No sabe en qué momento la situación ha empeorado tanto, solo que ahora mismo está en la sala de espera del hospital más cercano de su casa, con su hermana pequeña en brazos y con la otra a su lado esperando que alguien pueda atenderlas.

Por suerte, en menos de veinte minutos Aitana entra por la puerta más sofocada que cuando van al gimnasio juntas y corre hacia su amiga cuando ve la situación.

¿Qué ha pasado, Ann?

Lía tiene cuarenta de fiebre y no para de vomitar y de llorar. Ahora he conseguido que se duerma un rato hasta que nos atiendan.

¿Prefieres que vayamos a casa? Yo tengo ibuprofeno para niños, le damos un poquito y seguro que con la siesta vuelve a estar como nueva.

Aiti, Lía tiene Síndrome de Down, por eso la he traído. A los pequeñajos como ella todo les afecta más y tengo miedo de que por no haberme dado cuenta de que estaba mala todo vaya a peor y no se pueda solucionar.

La catalana, aun un tanto sorprendida por el dato que le ha dado una de sus mejores amigas, se sienta con ella mientras le acaricia con una mano la cabeza a la más pequeña y con la otra deja que la mediana, Alba, se entretenga con sus anillos.

Una enfermera no tardó mucho en llevarse a la pequeña que, después de un chute de ibuprofeno, corría hacia su hermana. A pesar de que Lía ya se encontraba muy bien decidieron que lo mejor sería ir a casa a descansar. De nuevo, Aitana ofreció su casa pues pillaba más cerca del hospital en caso de que las cosas volviesen a empeorar y allí las niñas podrían jugar con Luis, chico que habían conocido hace poco pero que ya se había ganados ambos corazones.

El sonido de la cerradura hace que el gallego se levante para recibir a su novia que, después de ponerle en sobre aviso de la situación para que al llegar no se encontrase nada que pudiese traumatizar a las niñas, trae a la más pequeña de todas en brazos abultando casi más que ella.

Este último detalle le sirve como burla con la que saludar a Aitana, recibiendo como venganza una cobra por parte de la chica que no hace más que provocar las risas de las demás. Alba corre hacia los brazos del amigo de su hermana, que, aunque no se lo haya dicho, le parece muy guapo. La más pequeña huye de toda esa bienvenida corriendo hacia el salón donde, a lo lejos, ha visto una guitarra muy atractiva con la que jugar.

Es cierto que, comparada con cualquier niño de 3 años, Lía tiene no tiene el mismo desarrollo, pero, aun así, no tiene tantas dificultades como un niño con Síndrome de Down con trisomía 21, pues ella tiene una cualidad mucho más diferente que el resto, forma parte del 1,5% que tienen mosaico. A simple vista podría pasar incluso por una nena sin discapacidades pues, ciertamente, este tipo de enfermedad es menos "grave" o notaria que la simple. Sin embargo, eso no quita que tenga una deficiencia cardiaca u otros problemas de salud que por lo general están presentes desde el nacimiento.

Lía, a pesar de todo, es una niña de lo más alegre, capaz de contagiar al resto de personas este sentimiento. Le encanta recibir mimos y puede que sea por eso por lo que, cuando consigue arrastrar la guitarra hasta el sofá, se sienta entre Luis y Aitana, más arrejuntada al primero que a la chica, quedándose embobada al ver como el gallego rasga las cuerdas de la guitarra negra creando una perfecta sinfonía entre acordes. Ann, que se siente fuera de lugar al ver como sus hermanas la ignoran pues, a Alba la catalana y a Lía el chico, les parecen muy divertidos.

Las horas pasan y ninguno se da cuenta de ello. Lía observa en el regazo del chico su película favorita mientras que Alba mira fascinada las uñas de Aitana que llevan, casualmente, detalles del largometraje que ahora se reproduce en la televisión, "La Bella y la Bestia".

Tus acordes en mi guitarraWhere stories live. Discover now