5. Comienzos

1.3K 54 15
                                    

«Iniciarse, tener lugar el comienzo de una cosa»


Aitana

Hoy empezaba la universidad, y la verdad, tenía ciertos nervios por saber cómo sería mi vida de universitaria. Decían que diseño no era la carrera más difícil, pero sí de las más creativas. Estás en completa vigilancia, tus profesores miden tus pasos, o más bien, tus atuendos y analizan cada tela y color que decidas emplear.

Me odié por poner la alarma tan pronto, más de lo necesario. Pero, me conocía, y sabía que entre unas cosas y otras acabaría llegando tarde a la primera clase.

Para mí no sorpresa, me costó levantarme tres vidas y media, pero, después de diez minutos remoloneando, conseguí salir de aquella nube a la que los humanos la habíamos apodado "cama"

Mi madre ya se había levantado y, tal y como hacía siempre, estaba sentada en el sofá mientras que desayunaba ese café con galletas que ella misma odiaba.

No se lo había dicho, pero me estaba planteando alquilar un piso, no muy lejos de aquí, lo suficiente como para tener cierta independencia.

Después de todo lo que había pasado con mi abuelo me había dado cuenta de que necesitaba mi espacio y mi tiempo. No es que en mi casa no tuviese, pero, necesitaba más, llegar que hubiese silencio, tener esa calma y que muchas veces, con mi hermano de por medio, añoro.

Hace unos días encontré un apartamento, no era muy grande, tenía dos habitaciones, suficiente para mí. Incluso, me había planteado decirle a Amaia que se viniese conmigo, pero, ella estaba en un buen momento con su familia después de tantas tormentas, y no sería yo quien lo estropeara.

El reloj me avisa de que más tiempo del necesario se ha ido al perderme entre mis pensamientos. No tengo arreglo, ahora me tendría que dar prisa.

Bajo las escaleras más rápido de lo normal mientras me pongo bien mi jersey de cuadros gris y azul. El botón de mi pantalón, también a cuadros, obviamente, se resistía a hacerme la tarea fácil por lo que lo dejé para después.

Hoy desayunaría tostadas con tomate, algo que no tardaría mucho en preparar. Me lo como lo más rápido posible para que no me pase el tren que debo coger.

Agradezco profundamente a la Aitana del pasado que decidió preparar la mochila la noche anterior por lo que yo solo tuve que cogerla y salir de casa corriendo. Le dejé un suave beso a mi madre en su mejilla y seguí abrochándome los cordones de las botas mientras esperaba al ascensor.

Estuve escuchando durante todo el camino canciones del pop que eran éxito mundial. Ojeé Instagram y las nuevas notificaciones que tenía. Twitter había creado un nuevo apartado para ver momentos que habían sucedido en el lugar que te situadas y yo, había caído en su tentación.

Me llamaron la atención varias voces, pero un mensaje de Amaia interrumpió el momento de concentración que estaba teniendo.
Resulta que sí, era ella quién se presentó la semana pasada en la tienda de Cepeda buscando y piano, al igual que, sin yo ser consciente, mantenía una antigua amistad con Ana. Su mensaje decía que me pasase por un bar de la zona después de la universidad, se llamaba "Hasamba", además de la advertencia de que estaba obligada a ir.

*****

Me pasé el día metida entre telas y apuntes. Las seis horas allí habían sido caóticas, me centré en aprender todo lo posible, pero estaba claro que tenía que tomarme un respiro. Descubrí una cafetería en el mismo edificio, había poca gente con la compartía clase, de los cuales con ninguno había hablado. Me senté en una de las mesas que estaba vacía, cogí mi móvil y empecé a comerme esa caña de chocolate que había pedido hace menos de 5 minutos.

Tus acordes en mi guitarraWhere stories live. Discover now