73. Regalo

667 42 34
                                    


«Cosa que se da a una persona como muestra de afecto o de consideración»


Aitana

A pesar de que esta noche no he pegado casi ojo entre las ganas de vomitar y la emoción porque llegase el día de hoy, cuando ha sonado el despertador me he levantado de un salto con más energía que nunca.

Luis remolonea un poco más, incluso se llega a poner la almohada sobre su cabeza para dejar de escuchar el pitido insoportable que tenemos como alarma, pero no funciona porque poco después yo aparezco con Eli en brazos, la cual en cuanto ve a su padre se lanza a por él.

Pongo pucheros fingiendo estar dolida porque mi hija me haya abandonado por ver a su padre, aunque, siendo sinceras, yo también hubiese hecho exactamente lo mismo. Me acoplo con ellos a los mimos mañaneros hasta que esta vez es una llamada la que nos da un toque de atención para empezar de una vez por todas el día.

Mientras Luis habla con su hermana, que es quien nos ha llamado, yo le preparo un biberón a Eli, pero casi cuando me he querido dar cuenta ya se lo había terminado y tamborileaba la mesa como forma de pedir otro. En vez de eso le doy un cacho de la pera que yo me estaba desayunando y que, a juzgar por cómo me roba el trozo que iba en dirección a mi boca, parece que le ha gustado.

Luis vuelve ya vestido, bastante más arreglado de lo que pensé que lo haría y se toma su desayuno con Eli en brazos para que así yo pueda ir preparándome. Cuando ya me he puesto un vestido bien fino porque el calor de julio se nota mucho, saco del armario un paquete envuelto que sé de sobra que no durará mucho con el papel decorativo en tan buen estado.

Cuando vuelvo a la cocina Eli sacude sus manos mientras su padre aplaude y se mueve de un lado a otro. Me acerco sin mostrar lo que llevo a la espalda hasta que no esto en frente de ellos, separada únicamente por la encimera donde dejo el regalo.

Pequeña, ya sé que me quieres mucho y que no puedas evitar comprarme cosas, pero para mi cumpleaños queda un mes todavía —dice Luis haciéndome reír por sus bromas mañaneras

Niego con la cabeza antes de dárselo a Eli, porque hoy la cumpleañera es ella. En cualesquiera otras manos el papel tan bien puesto hubiese durado, aunque fuese un segundo más que con nuestra hija, la cual en cuanto ha tenido el paquete ha empezado a menearlo de un lado a otro y a rasgarlo mientras gritaba.

Luis teme por su cabeza cuando nuestra hija casi le da, pero al final desempaqueta un mini piano para los niños de su edad y que reproduce sonidos de instrumentos y animales sin ningún herido grave. Eli me lo tiende con emoción contenida para que se lo abra y pueda usarlo, aunque en realidad ya le ha dado a alguna que otra tecla que ha emitido un sonido de una vaca dejándola embobada.

Mientras Luis y yo nos preparamos la dejamos en la cuna jugando con su regalo, que parece haberla fascinado. Luis aparece con una básica blanca que conjunta a la perfección con unos pantalones vaqueros negros. Yo, por mi parte, opto por unos vaqueros del mismo color que él y un body que tiene cierto toque elegante pero igualmente desenfadado.

Me has copiado el conjunto y luego dices que yo debería vestir mejor.

Hoy te has levantado gracioso, Luisín.

Me da un beso como respuesta que yo acepto encantada antes de irme a preparar a Eli. Nos espera moviendo las manitas por encima de la cuna para aptar nuestra atención y poder salir de ahí, porque no le gusta nada. Luis opta por una camiseta roja, una falda rosa y unos zapatos que ha encontrado y que son de color azul. Yo quiero echarme las manos a la cabeza, pero es que entonces la niña se nos caería al suelo. Luis parece entender mi cara porque me pregunta que qué ropa coge. Como sé que le hace ilusión me limito a decirle que mientras no junte rojo con rosa y los colores más o menos combinen, puede elegir lo que quiera. Casi creo que le entran sudores mientras abre cajones y cajones buscando algo que combine hasta que da con el conjunto perfecto.

Tus acordes en mi guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora