34. Otra

775 45 42
                                    

«Alguien o algo más

Aitana

Llevaba horas dando vueltas en la cama. Cada vez que cerraba los ojos la imagen de esa chica volvía a mi mente haciéndome temblar. Era guapa, mucho más guapa que yo. Morena. De ojos verdes. Esbelta. Elegante. Divina. Era todo lo que yo no había sido con Luis. Lo que o había podido darle.

Mi cuerpo se estremecía una y otra vez al recordar esos besos en el cuello hace un mes era yo la que los dejaba. Estaba claro que Luis me había olvidado y estaba intentando rehacer su vida. Y yo debía hacer lo mismo. Pero tenía miedo.

Sabía que no iba a ser fácil olvidar el tacto de sus manos, dejar a atrás su voz más ronca de lo normal cuando mi sudor se mezclaba con el suyo en una bonita melodía. No podía borrar de mi memoria todas las canciones que componía en mi casa cuando pensaba que no lo escuchaba. O en la suya. Que también era mía. Y la mía suya. No me veía capaz de leer entre líneas la historia de un amor desenfrenado como había sido el nuestro. No quería que dejara de subirme la autoestima o abandonar todos esos besos que tenía guardados. Tengo que olvidarle. Pero no puedo. No quiero. Aunque procure hacerlo.

Me levanté de la cama con más energía de la que debería si tenemos en cuenta la hora que era. Cambié mi pijama por un chándal y de abrigo nada más que la chaqueta de Luis. Iba a darle mi último adiós. La despedida que merecíamos.

Tuve suerte de que el autobús nocturno que me llevaba a mi pequeño rincón estuviese disponible porque caminar hasta las afueras de Madrid yo sola y de noche no era un plan que me llamase la atención.

Me tiré en el césped que empezaba a recomponerse del invierno y que poco a poco volvía a coger ese verde que me hace estornudar. La noche caía sobre el parque haciendo que tuviese que encender la linterna del móvil si quería saber lo que escribía. Saqué papel y boli de mi bolsillo dejando que las palabras saliesen solas, sin medidas, sin tener que cortar cada parte. Aunque muchas cosas no entrasen en ese folio y se quedasen fuera de una vida que quise formar con él.

"Hola Luis,

No sé muy por qué escribo esto si sé que nunca vas a llegar a leerlo. Ahora no, ya no. Supongo que esto mi despedida, mi forma de decirte adiós, de dejarte marchar cuando realmente lo que quiero es tenerte a mi lado.

¿En qué momento cambió todo? ¿Cuándo dejamos de sonreír y de bailar con la lluvia? ¿por qué hemos dejado que las dudas nos separen cuando siempre supimos resolvernos entre nosotros?

Sí, sé que no debí salir corriendo aquella noche, sé que debí esperar una respuesta, porque sé que las hay, tu siempre las has tenido. Me pudo el miedo del momento. Nunca habíamos hablado de formar una familia, yo sabía que a ti no te gustan las ataduras y esto te unía a mi de por vida. No, no estoy embarazada. Ya lo sé. Ya lo sabes.

Mentiría si te dijese que verte con la otra chica no me ha dolido, porque ha sido un golpe que aparece cada noche cuando cierro los ojos. ¿Sabes? Es muy guapa, y seguro que si te gusta es porque es especial. Me alegro de que en estas semanas hayas conseguido dar el paso que yo no soy capaz de dar y estés rehaciendo tu vida.

Nos han quedado muchas cosas, muchas promesas, muchas historias. Pero, sobre todo, mucho amor. Aún tengo un poco guardado por si lo quieres, porque, aunque sé que debo pasar página y dejar esto como un bonito recuerdo, no puedo evitar quedarme en la puerta esperando a que vuelvas.

Prometo que no me arrepiento de nada de lo que he hecho contigo ni a tu lado, porque has sido mi suerte y estoy segura de que lo seguirás siendo durante mucho más tiempo. Mi abuelo, y toda mi familia en general, te quieren muchísimo, él siempre decía que eras un chico especial, y yo aun si conocerte lo afirmaba. Siempre tendrás ese hueco en mi casa por si algún día vuelves, y seguro que Hugo te llama algún día para que vayas a jugar con él. Espero que no rechaces la invitación, os hacéis bien.

Tus acordes en mi guitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora