9. ARTUR

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La noche era particularmente fría, pues las heladas de agosto estaban cerca. Y el sistema de refrigeración de los bancos de alquimia en cada habitación no era de ayuda, pasaban más de las 12 y aún no podía conciliar el sueño. Mi mente divaga demasiado en temas triviales, en cosas que ya pasaron y en cosas que no deberían pasar. Pienso en algo en lo que no había pensado desde que había llegado a Ardulian, pienso en mi padre, en el castillo que deje atrás y en el trono por el que debía luchar.

Había perdido el rumbo por completo en tan solo unos días, me había perdido en mi felicidad, en un enamoramiento unilateral y en la belleza de una vida simple. Pero ahora mientras el hielo amenaza con llegar a lo más profundo de mi ser, estoy despierto, como no lo había estado en semanas. Comprendo lo importante que es que asista a Ardulian, pienso en la mirada de decepción de mi padre cuando ve mis acciones y en la tristeza en sus ojos al empuñar su espada contra Arqeus. Contra su favorito, comprendo que mi vida siempre ha sido una carrera en contra de las expectativas del reino. Una carrera que he perdido sin siquiera tener la oportunidad de luchar, no entiendo de dónde vienen éstos pensamientos. Ideas que me había esforzado en reprimir al llegar a la escuela, como era de esperarse había fallado. Inútilmente creí que podría escapar de mis responsabilidades, pero solo bastó una noche solo con mis pensamientos, para hacerme recapacitar.

Escucho los ronquidos de Zane en el fondo de la habitación, mezclados con la respiración tranquila de Guila y el Rose del viento contra las ventanas. Incluso con ellos a mi lado aún estaba solo, Zane se convertiría en el próximo gran caballero, al igual que su padre lo fue y el padre de este en su momento. Guila le demostraría a todos que aún a pesar de no ser de sangre real, merecía el título de heredera. Todos teníamos nuestra propia batalla, una en la que Incluso como tríada no podíamos ayudarnos.

Recordé mi primer entrenamiento con mi padre, como había fallado todas las estocadas con la espada de madera. Como me había mirado con tristeza consiente de mi poca habilidad. Como me hizo sentir esa mirada, también recordé la llegada de Arqeus y su familia al castillo. Como ese dulce niño se imponía ante mi como un obstáculo insuperable, siempre un paso por delante.

Al llegar Arqeus mi padre empezó a entrenarnos juntos, a notar su innegable habilidad. Desde el primer momento aquel niño de ojos oscuros y mirada desafiante se había ganado su admiración, odiaba que mi padre lo elogiara constantemente, que me hiciera a un lado, pero por sobre todo odiaba no poder encontrar algo malo en el. Arqeus era demasiado amable, demasiado atentó, siempre dispuesto a ayudarme, a entrenar conmigo, a estar a mi lado. A pesar de su habilidad nunca me vio como alguien inferior, siempre diciendo "serás un gran rey Artur". Odiaba el no poder odiarlo.

Con el pasar del tiempo mi Primo Arqeus no fue mi única competencia, también llegaron Rick y Sebastián, los siguientes en sucesión. Tras el linaje de la familia Ardain, Rick siempre astuto y Sebastián tan misterioso. Sentía que cada paso que daba me alejaba más de mi objetivo.

Levante la mirada empujando mi cabeza contra la Almohada y concentrándome en el techo de madera, no podía seguir perdiendo el tiempo, recuerdo las palabras de Arqeus antes de desaparecer.

"Si no lo superas, yo me convertiré en rey".

Desde que note mi debilidad me había auto convencido que no podría vencerlo, que no era digno de las expectativas, pero había llegado lejos, había entrado a Ardulian. La escuela más prestigiosa, me había unido a grandes compañeros. Había hecho cosas que el niño de 8 años que lloraba con sangre en sus manos, jamás pensaría que sucederían. Por qué gracias a algo tan simple como el frío de la noche me había despertado de mi largo sueño, un sueño en el que era débil. Había despertado para encontrarme con la verdad, con mi destino. Con eso en mente el tan esperado sueño llegó a mí y pude finalmente descansar.

Hérederos: Dorado Ardulian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora