45. AURORA

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Me sentaba mal dejar al chico de ojos dorados solo, parecía preocupado, como si quisiera decirme algo y no se atreviera a decirlo.

Lo que sea que fuera, no me agradaba,  si quería decir algo por qué no simplemente escupirlo. Era irritante, pero también y de cierto modo era la persona más agradable que había conocido. Como si no tuviera que esforzarse en aparentar no ser un idiota.

Aunque no quisiera, separarnos era la mejor opción. Además, el poder de ese sujeto era aterrador. Aún más inquietante era que el mismo no parecía comprender lo aplastante que era su herencia. Cuando lo ví brillar, algo dentro de mi me pidió alejarme. Como si su poder encendiera todas las alarmas en mi cuerpo. Aún a pesar de su dulce apareciencia, ese chico era un monstruo. Un monstruo que prefería tener a mi lado.

Corrí hasta la bifurcacion de caminos, deteniéndome cada dos minutos para verificar el terreno. Al pasar el tiempo designado, me agache, puse mis manos en el suelo y cerré los ojos. Mi herencia era difícil de controlar y requería de un esfuerzo increíble. El sismo como había decidido llamarla, no era como el resto de las herencias regulares elementales. Yo no controlaba la tierra, la hacía vibrar. Una mierda de poder elemental, Mi padre era un heredero de roca sólida y mi madre una heredera de polvo. Mi familia cultivó el poder elemental de la tierra por más de cinco generaciones, creando edificaciónes, piezas de tierra y espacios abiertos.

Solía maldecir por el esfuerzo, mover la tierra era Imposible para mi. Así que simplemente la hacía temblar, era más sencillo y de alguna manera se llevaba mis problemas. Mi padre solía mortificarse por mi futuro, "tienes que ser más cuidadosa. Así no entraras a Ardulian."

Últimas noticias papá, Ardulian es basura. Mi familia era el mediado entre la riqueza y la supervivencia. Nos iba bien, pero no éramos nobles, mi padre siempre tuvo estúpidas aspiraciones de grandeza. Estábamos bien, teníamos suficiente dinero, ayúdabamos a las personas. El siempre quería más, quería sentarse en la mesa del Rey. Acudir a los aburridos banquetes y bailes que este ofrecía cada noche.

Mi padre envío mi solicitud a Ardulian, como era de esperarse la negaron. Por qué la escuela más jodidamente elitista se quedaría con una clase media. Sin embargo no me importaba, yo tenía mis propios planes. Sin consultarlo con nadie y falsificando la firma de mi madre, envié una segunda solicitud a una escuela que consideraba más interesante.

VULCANUS, el coraje del caballero. Para mi sorpresa fui admitida con honores, solo debía tomar el tren y unirme a mí escuela soñada. Entonces todo se fue al caño.

El estúpido de Ronald decidió lanzar una supuesta revolución bajo el nombre de Cuervo, no lo entendía. Pero no paraba de repetirlo. Seré un Cuervo, todo por ser un Cuervo. Ese idiota estaba demente, pasaba de ser una mujer atenta a un hombre desalmado. Pero incluso el tenía momentos de lucidez, que en su defecto eran los mas aterradores.

Lúcido, Ronald tenía una gama de aptitudes que cualquier héredero envidiaria. Era calculador, frío, inteligente, audaz, siempre iba un paso por delante. Pero lo que más me aterraba era la manera en la que me miraba. Con deseó, me daba asco. Casi deseaba olvidarlo todo y hundir está maldita caverna. Incluso si eso significaba morir con ellos.

Después comprendí que no me miraba a mí, no de esa manera. Había algo en sus ojos, como si deseara rasgar mi piel y ponerse tras ella. Solo para atormentarme, pasaba horas enteras hablando consigo mismo frente a mí celda.

- bello día no te parece Ronald. -

- Si, si, muy hermoso mi señor. -

- Pronto seremos Cuervo. -

- Lo será señor, no hay nadie más apto para serlo. -

Intercambiaba sus voces y sus gestos tan rápido como para que yo también perdiera un poco la cordura. Primero era un hombre fuerte, luego una ama de casa, después un niño. Aveces incluso su rostro se fragmentada en tantas emociones que se llevaba las uñas a la cara y se rasgaba la piel, hasta que la sangre inundaba su camisa y el dolor lo hacía reaccionar.

Hérederos: Dorado Ardulian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora