ARTUR

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La brújula de papel estaba palpitando, era extraño según Veres. El punto de magia negra se sacudía y desaparecía por momentos, siendo reemplazado por un punto dorado. Dicho punto centellaba en el papel con tanta fuerza que amenazaba con destruirse.

Veres parecía preocupada y a la vez emocionada con la aparición de dicha fuerza. Por sus palabras el mapa jamás había brillado de esa manera, pues la marca de Voltakh era reconocida con un color negro, El blanco era el color de los herederos de Sepehera. Y el dorado era un color nunca antes visto.

Estábamos a tan solo media hora de soledad, Veres se había quedado en nuestro compartimento desde la división de las líneas férreas. Lucía de 20 años, aún estando a su lado seguirle el ritmo a sus cambios era complejo. Su rostro cambiaba de manera imperceptible hasta que simplemente dejabas de notar su volatilidad. Aveces era brusco, en un solo parpadeó la mujer lucía como una adolescente y en otro como una doncella madura. En ocasiones le tomaba horas cambiar su apariencia, pero si te quedabas viéndola podías notar como ligeramente aparecía una arruga o como sus pómulos se tersaban en su elegante rostro.

Sentía un ligero vacío en el estómago fruto del pánico venidero, aunque no estaba realmente seguro de que el miedo fuera completamente mío. Algo curioso de compartir sentimientos como tríada, era que estos no se sobreponian sobre otros, si no que se acoplaban y se multiplicaban dependiendo de la intensidad de los mismos. Esto hacia que la felicidad de uno pudiera reconfortar al otro, o que el miedo también fuera perceptible por los demás. En el caso de una emoción conjunta todo era más complejo, Dado que los sentimientos eran amplificados, como si la felicidad o la tristeza se sumarán en un remolino de tres emociones en un solo cuerpo.

Esto nos permitía llegar a un nivel de comprensión emocional que muchos magos y Personas jamás comprenderían. Si uno de nosotros sonríe y se siente amado, los otros dos también replicaran dicho sentimiento. Entonces si los otros dos tienen la misma emoción, las sonrisas pueden llegar a ser eufóricas, incluso si aquello que la genera no es realmente gracioso.

Siguiendo la ley universal de la balanza y dualidad de los dioses, no solo se amplifican las emociones positivas, si no también las negativas. Lo cual era palpable en estos momentos, los tres estábamos preocupados, aterrados de la próxima batalla. Y este sentimiento a su vez se mezclaba y se vertía de manera descontrolada en cada uno nosotros.

Muchas cosas podían salir mal, Zane pensaba en la fuerza del oponente, yo temía por mi propio poder y Guila creaba una lista mental de todo aquello que podría fallar. Casi podía  ver la imagen mental de sus pensamientos.

Cosas que podrían salir mal:

1. Nos emboscaran.

2. Nos superarán en número.

3. El mago negro podría llevarse a Artur.

4. Zane podría hacer algo estúpido.

<<Hey!!!>> La voz mental de Zane llega como una bofetada!.

<<¡Salgan de mis pensamientos!>> Incluso en mi cabeza, donde no hay sonido puedo oír a la chica gritar.

Guila sacude su cabeza como cortando nuestra conexión, yo hago lo mismo. Pensar en todo ello no nos ayudaría en nada. El tren empezó a ir más lento, pronto llegaríamos a nuestro destino.

Llevo mis manos a mí cintura y me aferró a Solaris. Soy el único con un arma en condiciones. La espada de Zane perdio completamente su filo durante nuestra última batalla. El arco de Guila ya no estaba, y está solo cargaba una pequeña daga como única defensa. Veres no tenía armas a la vista, lo que me hacía suponer que era una hechicera y no una espadachin.

Hérederos: Dorado Ardulian.Where stories live. Discover now