12. ARTUR

22 3 0
                                    

Tuve que tapar mi nariz con la larga bufanda roja que Guila había tejido para mí, agradecido de estar resfriado y no tener que soportar lo extraños olores de la reserva. La clase del maestro Gerald era instruida en medio de los confines de la escuela, en lo que el denominaba la Reserva. Un lugar donde las criaturas y bestias mágicas podían sobrevivír lejos de los humanos. El rey en persona le había autorizado la expansión de la escuela con fines educativos, siendo además una ventaja que las bestias custodiaran los límites de Ardulian.

Zane había cargado a Guila sobre su espalda todo el camino desde el patio trasero hasta el aula entre los árboles, Guila se había quejado al sentir el agarré de Zane, quien si previo aviso la había levantado del suelo y cargado por el lugar. El frío hacia que la humedad fuera palpable en el aire, no solo en la tierra húmeda y en el rocío de los árboles. Si no que además acentuaba los olores del bosque, el olor a Pino y hierbabuena. Así como otras fragancias indetectables, nos habíamos topado con el grupo de Ilumia en la entrada al patio trasero, algo que solo había empeorado las quejas de Guila. Quien ahora cubría su apenado rostro entre su oscuro cabello. Julie se mantenía tras ellos pidiéndole a Zane que también la cargará, mientras esté con una sonrisa deslumbrante, le respondía que ese era un servicio especial para princesas. Haciendo que Julie hiciera una de sus peculiares rabietas, ensuciando sus botas entre el barro y empujando ramas lejos de su rostro.

Tell por el contrario caminaba segura por entre las rocas salientes, observando con atención cada movimiento entre los árboles, de vez en cuando se arrodillaba ante alguna planta y la examinaba con cautela. Era obvio por sus movimientos que la chica estaba acostumbrada al terreno, algo que comprendía pues Tell venía de una familia de Cazadores. La naturaleza era su territorio.

El sonido de las ramas contra los brazos de Zane se vio opacado por la sencilla sonrisa de Ilumia a mi lado.

- Siempre son así de divertidos? - preguntó sin dejar de mirarlos.

- Normalmente, cuando no están tratando de matarse entre ellos. - le respondí feliz de tener un tema de conversación que llenara el silenció.

- Comprendo lo que es eso, Tell puede lucir tranquila, pero no es muy amable en las mañanas. - dijo Ilumia entre risas, podía entender a lo que se refería yo tampoco era el más alegré al despertar, mucho menos cuando lo que te despierta son los gritos de tus compañeros.

- Deberías ver las guerras que ocurren en nuestro habitación. -

- Y tú las nuestras, intenta poner a 3 leonas en una jaula con solo un pedazo de carne entre ellas. Es igual para nosotras, tres mujeres no pueden compartir el baño, hay demasiadas cosas regadas por el lugar, demasiados frascos y utensilios. Créeme cuando te digo que la perfecta piel de Julie no se ve así en las mañanas. - respondió Ilumia entre risas. Había estado tan concentrado en nuestra relación tan cercana, que había olvidado por completo que Guila era una chica. Por más desarrollada que fuera nuestra relación, ella también necesitaba su espacio. Recordé lo enojada que se veía cuando Zane tomaba sus cosas o cuando yo causaba desastres en la habitación. No debe ser sencillo para ella.

- Por cierto Ilumia, no tienes frío? Puedo prestarte mi bufanda. - Ilumia se sonrojo un poco, pero luego me lanzo una pícara sonrisa.

- Estás jugando al caballero que salva el día? -

- No, yo no. - Respondí a la defensiva mientras Ilumia no dejaba de verme con sus ojos morados.

- Mírate Artur, apenas y puedas caminar sin temblar del frío, además estás resfriado. Será mejor que te quedes con ella, además recuerda que provengo de la región Norte, allí hay nieve la mayor parte del año, esto no es nada para mí. - me dijo Ilumia reprimiendo una carcajada.

Hérederos: Dorado Ardulian.Where stories live. Discover now