58. Erik

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El despertar nunca fue tan maravilloso, incluso aunque haya sido con una maestra algo enojada y un chico en el regazo. Por lo poco que podía ver Artur se había estado quedando en mi habitación, así que supongo logro salvarme de aquella mujer de rojo. La última vez que había sufrido un desmayó tan largo había ocurrido durante la ceremonia de las tríadas, en ese momento Ilumia estaba a mi lado, ahora es artur quien  lo está. Es bueno saber que siempre hay alguien esperándome.

Aún tengo dudas con respecto a ese lugar, por qué fui enviado allí y cuando volvería.  Que eran aquellas voces y que significaba ser un Hereje.  Sin embargo, hay algo que requiere de mi atención en estos momentos, y eso es la maestra Eva. La mujer parece alterada, mira hacia las paredes como si estuviera escuchando voces de los muros. Hasta cierto punto parece que realmente habla con el vacío, no me sorprendería escuchar una voz de la nada. Ya nada en este lugar me sorprende.

Artur parece incómodo, desde que se levantó de mi regazo se ha mantenido en un pequeña mesa en el fondo, al principio intento recoger sus cosas, luego se negó a verme directamente. Su actitud es algo extraña, aunque para el debe ser inusual verme despierto. Nunca tuve una charla real con el, supongo que este es el momento.

- Gracias por cuidarme. - Repito al acercarme a el, levantarme de la cama es díficil, me siento débil, es más como si mi cuerpo no respondiera, lo que hace que el tenga que ayudarme.

- No es nada, Tú me cuidaste en la cueva. - El chico asentua la palabra Cuidar como si quisiera ocultar algo, todo lo que pasó allí es aún confuso, no podría delatarlo aúnque quisiera.

- ¿Como llegamos aquí? - Pregunto para tratar de llenar el rompecabezas de mis recuerdos. Artur le lanza una mirada a la maestra que aún permanece perdida en su mundo y luego me regresa la mirada.

- Te desmayaste fuera de la cueva, el transportista nos saco de allí. Guila Zane y yo te trajimos aquí. También a Aurora. - Mi cerebro tiene un pequeño  chispazo al oír su nombre.

- Aurora está aquí? - Es una chica terca me sorprende que hayan podido arrastrarla a la escuela que tanto odia.

- Fue difícil, al principio no quiso hacerlo, pero no estaba dispuesta a dejarte. Es una amiga fiel. -

- No tienes idea. - Respondo por lo bajo, Aurora había luchado a mi lado contra aquellos hombres, y en ningún momento me dejó solo incluso cuando la muerte era la única opción.

Me distraigo un poco cuando Artur pone su mano en mi cabeza y acomoda un mechón de mi frente, lo miro extrañado y su semblante es tranquilo, casi parece que le gusta hacer eso. Al poco tiempo reacciona y aleja rápidamente la mano, sus mejillas se ponen rojas al instante.

- Lo siento, se hizo costumbre cuando estabas dormido. - Repite rápidamente, está nervioso. Llevo mis manos hacia el mechon que intento acomodar. Se siente cálido y para nada extraño; como si yo también estuviera acostumbrado a su tacto. Al notar mi silencio el chico se disculpa de nuevo.

- Lo siento, es que dormido el pelo te molestaba y yo lo corría, no es que lo hiciera por qué si, era para que estuvieras bien. Como cuándo humedecía tus labios, ehhh digo no, bueno si lo hacía, pero era por qué estaban secos y tenías que descansar bien y yo solo... - Le pongo una mano en le hombro y le regreso la sonrisa.

- Artur, está bien, entiendo. - El chico suspira como si hubiera estado aguantando la respiración, estar con el de alguna manera es agradable, Ilumia suele llevar el hilo de las conversaciones y Daimon no habla mucho, es un poco extraño estar con alguien que requiere atención y calma.

- Si ya terminaron con su charla romántica tenemos que hablar. - Giró mi cabeza hacia la mujer al tiempo que Artur y repetimos lo mismo.

- No es romántica! - nuestras voces hacen un eco que obliga a la maestra Eva a levantar una ceja con gracia.

Hérederos: Dorado Ardulian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora