47. ARTUR

23 5 0
                                    

Desde un comienzo el sigilo nunca fue una opción, el ascensor temblaba y se sacudía con fuerza. Podía escuchar el metal chirriar y enfrentarse contra la roca. El sonido era estruendoso, y hacia eco gracias a las sólidas paredes de roca que rodeaban el agujero.

Siento un vacío en el estómago, no es miedo, es más como la calma antes de la tormenta. Empiezo a percibir los vestigios de magia bajo nosotros. Algo grande está pasando, algo que inevitablemente tendremos que enfrentar.

Escucho gritos, y siento los temblores a mis pies. Veres está calmada, recita palabras de poder en un idioma incomprensible. De su cuerpo se desprenden pequeños símbolos rojos que la rodean. Esta usando algún arte para fortificar su armadura.

Veo a Guila imitandola, no es ni la mitad de rápida ni efectiva. Pero logra crear unos pequeños símbolos que se adhieren a su ropa, logro leerlos. Son runas. Artes místicas de escritura.

Tienen la forma de un círculo y está abierto en las puntas como un anillo al que le falta una parte. Significa protección, sirve para alejar la magia. Me acerco a Zane y trazo el mismo símbolo en su espalda. Lo hago rápido, las artes son algo sencillo para mí.

Dibujo los símbolos y recitó el encantamiento. Zane se gira y me sonríe, es una sonrisa totalmente falsa. Pero se la regreso. Esta preocupado, y no lo puede ocultar.

No tengo que usar ningún arte en mi ropa, pues estoy usando el uniforme de Erik. Ardulian será mi escudo.

El ascensor comienza detener su avance, es tan lento que siento el pequeño deseó de imponer presión en la plataforma para hacerla descender más rápido. El metal cruje y veo por fin un vestigio de luz, es de un amarillo opaco. Luz de farol.

Llevo mi mano a Solaris y desenfundo. La espada brilla ligeramente al sentír el primer rayo de luz.

Los gritos cesan y Reina el silencio. El ascensor termina su camino con un ligero click al caer sobre la plataforma. El lugar es enorme, es una cueva, no, una ciudad subterránea. Hay múltiples casas, vías e incluso algunas personas frente a nosotros. Todos visten máscaras blancas sin exprésion.

Tenso mi cuerpo esperando el primer ataque, pero no sucede nada. Guila está inquieta, espero sus órdenes. Incluso Veres parece confundída.

Los hombres no se mueven, están totalmente quietos, por un momento pienso que son estatuas. Entonces todos se giran al unísono y nos observan, su coordinación es increíble. Como si fueran uno solo. Giran sus cabezas como si estuvieran tratando de decidir sobre que otro movimiento automático deberían realizar.

Entonces simplemente nos ignoran y vuelven a su estado quietó. Algo no me gusta. Veres asiente en mi dirección y nos pide bajar de la plataforma.

- Niña quédate aquí, no sabemos si hay otra salida. Protege nuestras espaldas. - Veres suena extremadamente madura y demandante, aunque su apariencia es la de una mujer de 16 años.

Guila asiente y tensa su arco en dirección al vacío, no sabe a dónde apuntar, pero siempre es bueno estar preparada.

Descendemos por la plataforma, la caverna estaba repleta de oro. O eso era lo que podía percibir. Los hombres enmascarados no se movían, debían haber cien de ellos. Tal vez más. Estaba inquietó, luchar contra tantos a la vez podría ser un problema.

Zane va en cabeza como siempre, yo voy tras el. Veres se mantiene cerca aunque es difícil saber que hará.

La tierra tiembla y me tira al suelo. Intento incorporarme, pero los temblores residuales me lo impiden. Siento una cantidad de magia incalculable bajo nosotros. Es imposible. Veres también lo presiente.

Hérederos: Dorado Ardulian.Where stories live. Discover now