22. ARTUR

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Caminé entre los pasillos del castillo dorado aún algo dormido, los gritos de mi madre habían llamado mi atención, parecía enojada, le estaba gritando a papá. Me agache y caminé lentamente para no ser oído por ellos, mientras cruzaba el ala del trono, me escabulli por entre los enormes muebles hasta llegar al pasillo que daba a la recámara de mis padres.

Estaba oscuro, ya pasaban más de las 12, ni siquiera había una bombilla encendida. Me moví ágilmente entre dos enormes vigas que hacían de puerta hacia su habitación y agudice el oído, esperando oír algo del orígen de tantos gritos, era extraño, mis padres no solían pelear, pero esa noche sus voces eran toscas y sus palabras violentas. Me acerqué un poco más, lo suficiente para poder oir sin llegar a ser visto.

- Calmate August, tienes que controlarlo. Artur aún no está listo. - dijo mi madre ahora en un tono conciliador, aplacando el enojo de mi padre.

- Nunca lo estará Margaret, nunca lo estará. No tiene el mismo potencial que los demás, ni siquiera es bueno con la espada. Ni siquiera tiene nuestra habilidad. - Dijo mi padre, su voz sonaba más molesta que adolorida. - No tiene la fuerza, es demasiado débil. Nunca lo conseguirá. -

- No digas eso, es nuestro hijo, si le damos más tiempo. Si lo entrenamos más. - la voz de mi madre se quebraba, estaba asustada, rogaba por mi. - Solo necesita tiempo, los demás no harán su jugada aún. Aún hay tiempo. -

Mi padre estaba rojo de la furia, no entendía sus palabras. Pero podía sentir cada negativa en mi contra.

- Tiene 16 Margaret, lo hemos intentado. Lo hemos forzado día y noche, pero su entrenamiento no es suficiente. Permitimos que se relacionara con Zane, incluso con Guila esperando que de su unión el se hiciera más fuerte. No fue así, Margaret. En cada entrenamiento es humillado por los otros 3 cándidatos, el pueblo lo sabe, está información ya se ha filtrado. Nuestro hijo no ganará, no soporta la carga a la que está destinado. - Dijo mi padre hirviendo en cólera, mi madre se levantó de la cama, su semblante dolido había desaparecido por completo, siendo reemplazado por el de protección y miedo.

- ¿ Que estás diciendo August? - dijo mi madre, llevando su mano a su cintura donde una pequeña daga descansaba. - No permitiré que le hagas daño a mi hijo, August. - dijo mi madre en tono fiero.

Mi padre solo la miró con algo de decepción en sus ojos.

- Ahora quieres jugar a ser una madre ejemplar Margaret, no después de todo lo que hemos hecho, no con todo lo que sabes y toda la sangre que se esparce por tus manos. Es muy tarde Margaret. - respondío mi padre un poco afligido por sus palabras.

Mi cuerpo temblaba, que era todo aquello. De que estaban hablando, mi cerebro me pedía correr, me decía que esto era una mala idea, que nunca debería haberme levantado de mi cama, ni seguido esa extraña sensación en mi pecho. Otra parte de mi, mi corazón. Me pedía quedarme, el destino así lo quería.

- En tan solo Dos años, Tendrá que partir a una escuela. E iniciará la carrera por los resultados, estando allá no podremos protegerlo, no como lo hemos hecho hasta ahora. El pondrá sus garras sobre nuestro hijo, tarde o temprano, tendremos que dejarlo. - Dijo mi padre tomando asiento al borde de la cama. Lucía cansado con su banco cabello cayendo sobre su frente y sus pequeñas gafas en su rostro.

- Mi hermana me ha estado presionando. Ella sabe tan bien como nosotros lo que está en juego, me ha propuesto un plan. - mi padre lucía complacido con sus palabras.

- ¿Un plan? - respondió mi madre, sin levantar su mano del cuchillo.

- Pensar en Artur es inútil, las demás familias tambien lo piensan. El pueblo empieza a pensarlo. Sebastián y Rick empiezan a tomar la delantera rápidamente, no saben a lo que se enfrentan. Ni un juez, ni siquiera un clérigo podría soportar lo que nosotros los Caballeros podemos. Lo he visto Margaret, Su fuerza, Su temple, su corazón. Incluso el deberá aceptar nuestras condiciones, lo absorberá, lo hará suyo. Mi hermana está dispuesta a hacerlo, Arqeus va en cabeza de la carrera, incluso si no heredó la voz, y aunque sea hijo de la segúnda rama de los Ardain. Puede funcionar, debe ser Arqeus. - Dijo mi padre efuorico, no parecía el, no el padre que yo conocía.

Hérederos: Dorado Ardulian.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin