51. Guila

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- Creo que ya deberías soltarlo. -

En realidad no puedo creer que siga sosteniéndolo, han pasado casi 16 horas. No ha dormido, comido, ni siquiera ha hablado con nosotros. Solo está ahí aferrado a el como si el resto del mundo no importará. Y no es que me moleste, pero empieza a parecer que sostiene un cadáver. Niega con la cabeza, ni siquiera me dice algo y eso es mucho proviniendo de el.

- Esta bien, Buscaré algo de comer ¿Quieres que te traiga algo?  - Nuevamente no hay respuesta.

Han sido unas horas difíciles para todos, aún no puedo creer que estemos de regreso en el tren bala. Que todo eso haya terminado. Estiró mi mano hacia el e intento ponerla en su hombro, finalmente me detengo antes de poder tocarlo y me alejo. No parece que sea una buena idea, lo sé por su mirada perdida, es un sentimiento que comprendo mejor que Nadie, Necesita sufrir esto solo.

Me levanto de la cómoda y me despido rápidamente, aunque no creo que me escuchará. No lo veo al abrir las puertas del pequeño compartimento del tren trece, no sabría que decirle.

- Te tomo mucho tiempo. -

Nada más al salir me encuentro con la chica de cabello alborotado, realmente no me agrada. Su actitud es pésima, además es tosca y carece de modales. Si por mí fuera la hubiera dejado en ese lugar, si tan solo Zane no hubiera en insistido en traerla. Sacudo mi cabello y le suelto una sonrisa burlona, no es propio de mí. Pero logro que aquella chica se enoje. Y en parte es divertido ver cómo su nariz se arruga y ese pequeño rizo cae por su frente.

- Bueno, por lo menos yo no tengo miedo de entrar. -  hace un nudo aún más grande en su nariz, casi parece que podría lanzar fuego por ella. Es temperamental y eso hace que molestarla sea más sencillo.

- Que dijiste Princesita! -

- ¿Aparte de cobarde también eres Sorda?. - La veo cerrar los puños con cierta hostilidad, me gustaría que lo intentará, si ella lo inicia tendría una buena escusa para que Zane no me arme una escena por esto.

- En serio dejen eso ya. -

A salvar el día como siempre, Zane llega con dos vasos de café en las manos. Tiene unas ojeras enormes, en términos de golpes el se llevó la peor parte y eso es mi culpa. Suspiro y me alejo de la chica, yo tampoco tengo muchas ganas de armar un escándalo.

- Como Sea. - Gruñe Aurora desviando la mirada con cierta superioridad.

La chica Cruza los brazos y lanza una mirada hacia la puerta del compartimento, al hacerlo sus ojos se oscurecen y entre deja ver el cansancio. Le importa tanto como a nosotros y eso hace que sea tan díficil odiarla. Incluso si es una altanera. Suspiró y lo dejo pasar, no es justo para nadie que peleemos por ello. Camino hacia Zane y tomo el vaso de su mano derecha, está caliente y aleja un poco el frío. Es un mero placebo, pero sirve para olvidar todo aquello. Una gota de normalidad en un mar de cambios, algo así diría Arqeus.

Me llevo la taza a la boca y bebo para ahogar ese pensamiento, Arqeus me mataría si supiera lo que le pasó a Artur, lo que permiti que pasará. Había roto mi promesa de mantenerlo a salvo, de cuidar su bondad. Aún me es díficil olvidar aquella visión de la sangre. Debí ser más rápida y debí oponerme a su plan de salvarlos a todos, Bebo otro sorbo y dejó que la amargura del café me lleve a un lugar mejor.

Zane camina hacia la chica y le estira la otro taza, ella solo lo le da una mirada indignada y rueda los ojos sin soltar sus cruzados brazos.

- No gracias, no quiero nada de ustedes, si tengo hambre puedo buscar algo por mi cuenta. - De nuevo ese tono imperioso.

- Estamos en el mismo equipo, eso significa ayudarnos. - Zane hace un nuevo intento y la chica lo ignora, el es demasiado amable y yo no tengo la misma paciencia.

Hérederos: Dorado Ardulian.Where stories live. Discover now