32. ERIK

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- Despierta, ya es hora. -

Sentí las manos de Win rosar mis hombros con suavidad, en un sencillo movimiento para llamar mi atención. Abrí los ojos lentamente y me fijé en su sonrisa preocupada, en sus gestos de premura. Me levanté del asiento tratando de recuperar la compostura, sintiendo las manos de Chrissy en mi espalda, empujandome fuera del vagón.

- Es tarde, tienes que irte. - Dijo Chrissy de manera apremiante. - Tienes que llegar a tu compartimiento antes del último llamado. -

La chica me empujó fuera con tanta fuerza que me obligó a salir, me gire por última vez, para ver cómo Win se despedía con ambas manos al aire sonriendo con emoción, mientras Raven simplemente levantaba la cabeza en lo que debía ser un adiós.

Chrissy me empujó por el pasillo hasta la entrada de su Vagón, abriendo la puerta y halandome fuera. La chica me miró sonriente antes de darme un cálido abrazo.

- Tienes que volver y contarme todos los secretos de la ciudad amurallada, las reporteras tenemos buen ojo para las grandes historias. Y tú eres una. - Me dijo Chrissy cerrando uno de sus ojos, haciendo un ligero guiño antes de partir.

Confundído, camine por los vagones hasta llegar a mi compartimento. Me senté en la pequeña mesa y revise mis cosas. Todo estaba en orden, desde mis espadas hasta la pequeña maleta. Espere por unos segundos hasta escuchar el último llamado del tren.

Unas cornetas que resonaban por todos los vagones, los pasillos e inclusive en las afueras del veloz tranvía.

<<Señor pasajero, este es el último llamado para abordar su compartimento. Hemos llegado a Capri, la división del Sur. A partir de aqui la línea sera divida. Asegúrese de estar en su compartimento, relájese y disfruté del viaje. >>

Dijo la robótica voz a través de los altavoces de la cabina, tras ello el tren empezó a temblar, a sacudirse con fuerza haciendo que me sostuviera de la mesa, en un intento por no caer. Gire mi rostro hacia la ventana, hacia las montañas blancas cubiertas de nieve. El tren no solo se sacudía con violencia, empezaba a emitir un ligero olor a carbón mientras una pequeña bombilla brillaba con fuerza sobre mi cabeza y me invitaba a la calma.

Me sostuve de la mesa y deje que el tren hiciera lo suyo, sentí como todo el tren se estabilizaba de repente. Como sus movimientos bruscos se detenían y como la bombilla se apagaba. Confundido gire mi cabeza hacia la ventana, para ver nuevamente a las montañas y me sorprendí al ver 7 vagones correr solitarios por las vías.

Las facciones del tren se habían separado, dejando a los vagones sin un conductor a su mando. Levante la mirada y me fijé en el extraño modelo de las vías, un círculo de rieles que se conectaban y luego se dividían en 8 nuevos carriles. Cada uno hacía un destino diferente.

El pequeño vagón se movía con velocidad, aún a pesar de no tener un motor que lo impulsará. Recorrió las montañas hasta desaparecer en la nieve y llegar hasta Soledad.

Los rieles liberaron pequeñas chispas al sentir la fuerza de los Frenos, haciendo que el vagón se detuviera lentamente frente a una pequeña estación.

<< Bienvenidos a su destino, la ciudad de soledad los saluda. Gracias por viajar con nosotros. >>

Repitió la mecánica voz, al mismo tiempo que las puertas del compartimento se abrían por si solas. Invitandome a descender.

Me levanté del asiento, tomando mis espadas y mi pequeña maleta. Cubrí el brillo de mis armas con un pañuelo y baje del vagón.

La estación de Soledad, no era nada comparable a la de Viena. Era tan pequeña que apenas dos trenes salían de ella, la infraestructura también era más limitada. Una pequeña cabaña hecha en su mayoría de madera, que liberaba un ligero olor a humedad. Incluso las personas lucían diferentes a las de la gran ciudad, si bien aún lucían idénticas, sus ropas eran diferentes, más tranquilas sin tanta etiqueta. E incluso habían pequeñas tiendas en la estación.

Hérederos: Dorado Ardulian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora