.19.

3.4K 318 147
                                    



Mis pies se clavaron en el suelo, mis hombros se irguieron y mi boca se abrió por el asombro, incapaz de decir nada.

Frente a mí, un gran número de personas me sonreían mientras sujetaban globos, collares de flores y tiraban confeti. Vi a compañeros de mi trabajo, amigos del instituto, mi grupo de la Universidad, parte del personal de la sala Heaven a los que conocía por los muchos viernes que había pasado en aquel lugar... ¡Era increíble que todos estuviesen allí, juntos!

–¡Pero si mi cumpleaños es mañana! –exclamé a modo de saludo una vez salí de la estupefacción que me causó el momento, provocando la risa de los demás.

–El día de tu cumpleaños empieza a las doce de la noche –me aclaró Carla viniendo hasta a mí y rodeándome por los hombros–, y lo harás acompañada de todas las personas que te quieren. ¡Vas a disfrutar de tus veinticinco desde el primer segundo!

Me fui acercando a todo el mundo para saludarles uno a uno, agradeciéndoles que estuviesen allí, mientras recibía felicitaciones por todas partes. No podía dejar de sonreír. Mi día de mierda, de repente, parecía haberse convertido en algo muchísimo mejor.

–¡Lara, felicidades! –oí detrás de mí. Cuando me giré, vi a Víctor y a Mateo.

El corazón se me aceleró y de forma inconsciente miré a todo mi alrededor buscando a Enzo. No estaba segura de si quería verle o no, así que tanteé la sala, rebuscando entre la multitud, para averiguar qué me ocurriría si él resultaba estar allí.

–Gracias, Víctor –le respondí mientras le abrazaba.

Y fue con aquel abrazo, cuando apoyé mi mentón sobre el hombro de Víctor, cuando le vi. Enzo estaba apoyado al lado de la puerta por la que acababa de entrar hacía a penas unos minutos, observándome con una perfecta sonrisa mientras sus brazos se mantenían cruzados.

–Está preocupado por si su compañía va a ser bienvenida por ti –me explicó Mateo mientras le abrazaba ahora a él a modo de saludo, sin quitarle la mirada de encima a mi moreno de ojos azules.

Pero no respondí. Dejé que Mateo se apartase de mí, quedándome plantada en mi sitio. Me encontré entonces frente a Enzo pese a que nos separaban algunos metros. Él, tras darse un suave impulso que separó su espalda de la pared en la que había estado recostado, se acercó incluso de forma prudente a mí.

–Felicidades, pequeña. –Su voz sonó reconfortante, llenando mi interior de una calidez que me sorprendió–. No podía perderme tu veinticinco cumpleaños, ¿no crees?

Sonreí. Y lo hice sin tener la intención de ocultarlo, porque en ese momento descubrí que su presencia en la fiesta me agradaba en demasía.

–Gracias –respondí de tal manera que incluso dudé de que me hubiese podido escuchar.

–¡Venga! –gritó Carla cogiéndome de la mano, pareciendo despertarme del trance en el que Enzo siempre me introducía con a penas su mirada– ¡Que comience la fiesta!

Mi amiga casi me arrastró junto a Jorge, Mónica, Daniel y otros amigos mientras la música comenzaba a sonar. En la que normalmente era la pista de baile, había varias mesas con bandejas llenas de diferentes tipos de bocados como canapés, mini croissants, bocadillos pequeños, aceitunas, tapas, etc. Pero la gente, antes de nada, se dirigió a la barra donde Elisa y otra compañera servían todo tipo de bebidas.

Tras charlar un rato con mi excompañera de clase y pedirle lo que deseaba para beber, Carla se acercó a mí para hacerme compañía mientras esperaba mi gin-tonic.

–¿Qué te parece? –me preguntó ella completamente emocionada, supuse que refiriéndose a la fiesta.

–¡Es genial! No me lo esperaba para nada –me sinceré excitada– Pero... ¿por qué...?

Y de nuevo, tú © [TERMINADA]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें