.62.

2.6K 267 145
                                    



Ya no cabía ningún tipo de duda: aquel fin de semana había sido el más largo de mi vida y el único que, por primera vez, deseé que terminase lo antes posible. Después de la desastrosa noche del sábado –a pesar de que la subasta fue todo un éxito y, al parecer y según me había dicho mi madre, Marcos había cancelado su puja y se adjudicó la obra a su segunda pujadora por algo más de medio millón de euros–, el domingo fue un torbellino de emociones y de absoluta confusión.

Cierto es que, si no me hubiese encontrado con Víctor después de que Enzo me dejase allí sin dejar explicarme, todo hubiese sido todavía peor. Y es que gracias a la nocturna conversación que tuvimos en aquella cafetería acompañados de aquel delicioso y sorprendentemente reconfortante chocolate caliente, me ayudó a calmarme y a ver las cosas con un poco más de perspectiva. Pero en cuanto Víctor se fue y me dejó en casa, la soledad y el silencio de la noche me abrazaron de nuevo, pues Carla me avisó de que no dormiría en casa –seguramente se habría ido con Mateo– y mi cabeza comenzó de nuevo a darle vueltas a todo lo ocurrido sin parar.

Sí, era totalmente cierto que yo tenía parte de culpa al haberle ocultado a Enzo las intenciones de Marcos Sanz de hacer una donación a la fundación, pero eso no justificaba, de ningún modo, que él pudiese dudar de mí. Después de todo lo que habíamos vivido juntos, después de todo lo que había tenido que soportar con su marcha a Australia –dos veces–, sabiendo todo lo que había hecho allí mientras yo parecía vivir como un alma perdida sin él, no podía creer que algo así se le pasase por la mente antes de poderlo hablar conmigo. Y sí, de nuevo tenía parte de culpa por no habérselo contado yo antes de que todo se viniese abajo, pero es que Enzo ni siquiera me dio la opción de hacerlo cuando corrí tras él, intentando evitar que se fuese la noche anterior.

Y me enfadaba. Que todo aquello estuviese dándose de aquel modo me molestaba más de lo que me hubiese gustado y parecía que, a medida que pasaban las horas, todavía me sentía más enojada con él y conmigo misma. Sin embargo, y a pesar de todo, me moría de ganas por escuchar su voz, por poder sentirle cerca de mí mientras me decía que todo había sido un error y volvíamos a estar como antes de que aquello ocurriese. Quería que todo se solucionase, pero a pesar de dudar en varias ocasiones con el teléfono en la mano en si llamarlo o no, el miedo a que no me lo cogiese o a que me dejase, convencido de mi traición, pesaba más que nada.

El domingo por la mañana, después de haber dormido a penas nada, llegó la primera noticia inesperada. Alessandro Ferrara me llamó a mi teléfono personal a penas unos minutos después de despertarme. Recordaba su llamada como si se me hubiese quedado grabada.

Buenos días, Lara, querida –me saludó tan amablemente como siempre.

Buenos días, señor Ferrara –le devolví el saludo–. Digo, Alessandro –rectifiqué al recordar lo mucho que siempre insistía en que le llamase por su nombre. Escuché su risa al otro lado del teléfono y me sonrojé sin querer, por la vergüenza.

Bien, estoy seguro de que en poco tiempo ya te saldrá de primeras llamarme Alessandro –bromeó, haciéndome reír a mí también, aunque más tímidamente.

Estoy segura de ello, solo que es difícil cambiar las costumbres. Por cierto ¿Qué le pareció la subasta? –pregunté intentando cambiar de tema y creyendo que la llamada se debía a la misma.

–¡Fue todo un éxito! –exclamó, dejándome más tranquila. – La verdad es que la organización fue increíble y el evento se desarrolló a la perfección. Te doy las gracias por la parte que te toca, pues sé que tú y tus padres os implicasteis de lleno, pero no te llamaba para hablar de ello –me informó.

Oh... dígame, entonces –le animé a que me contase.

Verás, sé que es muy precipitado, pero a mí me avisaron el viernes y tampoco he tenido mucho tiempo de margen –comenzó–. ¿Recuerdas el proyecto de Indonesia? –Asentí con un «ajá»– ¿Y todos los problemas que hemos tenido con el mismo por la competencia en cuanto a propuestas de convenios que el gobierno de allí ha recibido?

Y de nuevo, tú © [TERMINADA]Where stories live. Discover now