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Los amaneceres en Indonesia se fueron sucediendo, llegando rápidamente al último día de las jornadas. Lara parecía encontrarse mejor poco a poco y no volvió a tener náuseas o algún síntoma que reafirmara su embarazo más allá de la todavía ausencia de su período, lo cual hizo que nos relajásemos un poco en cuanto a ese tema y pudiésemos centrarnos en el principal objetivo de nuestro viaje. Sin embargo, supe por su cambio de actitud que aquello seguía preocupándola en cuanto su mente se desocupaba del trabajo. En muchas ocasiones, parecía ausente y me percaté de sus dificultades para dormir y de su inquietud, por mucho que intentase ocultarlo. No hablamos demasiado del tema, pues era plenamente consciente de lo mucho que la angustiaba, pero aún así ninguno de los dos fue capaz de obviar algo así ni en un solo momento.

Volví a insistir en que podíamos ir al médico para salir de dudas, pero ella reiteró que prefería obviar el tema durante unos días, hasta que todo lo del proyecto en Indonesia se aclarase, para que interfiriese lo mínimo posible en nuestro cometido.

Obviamente, se trataba de algo que a mí también me tenía en vela. Lara era, sin duda, el amor de mi vida. La mujer con la que quería compartir mi existencia y quien quería que fuese la madre de mis hijos en un futuro. No obstante, todavía éramos jóvenes y nos encontrábamos en un momento vital complicado para tener un bebé. Ella estaba claramente en un punto de crecimiento profesional y yo acababa de iniciar una andadura empresarial que, aunque iba relativamente bien y la sucursal en España parecía estar funcionando, todavía tenía aspectos importantes que resolver y que podían hacerme volver a Australia en cualquier momento. No obstante, pasase lo que pasase al final, tenía por seguro que estaría junto a ella en todo momento, aunque eso supusiese tener que cambiar mi vida por completo. De eso no tenía duda.

Aquella mañana se realizaron las últimas actividades de las jornadas. Habían resultado ser unos días realmente enriquecedores tanto a nivel profesional como personal, y es que todo lo que pudimos ver y escuchar durante las jornadas sirvió para entender y conectar mucho más con el proyecto biomédico que quería llevarse a cabo en el país.

Por la noche, se celebraría la gala de clausura, en la cual las empresas participantes debíamos exponer nuestra propuesta de convenio con el fin de que los organizadores los puntuaran y tuviesen a un elegido a la mañana siguiente. Aquel era el momento más importante del viaje, y mucho más después de la llamada que recibí el día anterior.

Uno de los hombres de más confianza de mi empresa en Australia me llamó para avisarme de un posible intento de boicot durante nuestra presentación, así que debía asegurarme de que todo salía a la perfección. Al parecer, desde hacía unos días había aparecido en la empresa un informante anónimo que nos pudo proporcionar algunas pruebas sobre los robos que la empresa de Aldrich hizo a la nuestra casi desde el inicio de nuestras andaduras. De ese modo, nuestros abogados tuvieron una base para realizar la contrademanda y podíamos sentirnos algo más prevenidos sobre sus siguientes pasos. Y aquella noche, al parecer, se presentaba como su próximo objetivo.

Obviamente no le había dicho nada a Lara sobre aquello, pues no quería estresarla o añadirle una nueva preocupación por algo que tenía que ver tan solo con mi empresa.

–Enzo, ¿vamos? Es la última comida que podremos hacer todos juntos –escuché que preguntaba Lara a mi lado.

Acabábamos de salir de la última reunión y nos encontrábamos hablando con otros de los asistentes a la misma. Con algunos de ellos habíamos forjado futuras colaboraciones tanto con mi empresa como con la fundación durante los pasados días, reafirmando el carácter amistoso de las jornadas. Lara, incluso, llegó a pasar con Ana las tardes que no podíamos pasar ella y yo juntos debido a que tuve que trabajar en temas urgentes de la empresa o realizar algunas llamadas importantes, así que me alegré de que pudiese disfrutar mínimamente de la isla con alguien cuya compañía le agradaba.

Y de nuevo, tú © [TERMINADA]Where stories live. Discover now