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Este capítulo va dedicado a @EridiaTllez, gracias por tu apoyo <3

***

No podía quitarme de la cabeza aquella imagen. Después de que Carla y Mateo me dijesen que Lara todavía no había vuelto del baño al que había ido para poder limpiarse y de comprobar que allí no estaba, salí a los jardines a buscarla. Y allí la encontré, encallada en una ventana con medio cuerpo fuera y el otro dentro de lo que era el baño de mujeres del hall del hotel, donde se había quedado encerrada.

La pobre iba con el vestido todavía marcado con la mancha del alcohol que Ashley le derramó encima, rozaduras y suciedad que se pegaron al mismo al rozarse con el aluminio del tragaluz, una herida en la rodilla y el pelo completamente desaliñado. Pero ni así podía dejar de verla hermosa. Incluso de esa guisa era la mujer más bella del lugar.

Entré rápidamente de nuevo a la sala para recoger el bolso que Lara me dijo que le había dado a Carla. En cuanto lo tuve, me despedí de ellos, explicándoles un poco lo que había ocurrido y provocando sus risas. Esos dos parecían entenderse muy bien y no parecieron tomarse mal que nos fuésemos. Mateo me guiño un ojo y Carla me sonreía, pero con una mirada amenazadora que me hizo entender que no volviese a cagarla con su amiga o me las vería con ella.

Lara había accedido a irse conmigo de aquella gala y no pensaba desaprovechar la oportunidad de estar a solas con ella después de casi tres semanas que se me antojaron interminables. Estaba decidido a aclararlo todo de una vez por todas para hacerle ver que no había para mí otra mujer en el mundo que ella. Lara era mi todo, mi otra mitad, y por fin me daba cuenta de que no podía ni quería renunciar a ella por nada del mundo.

Llegué de nuevo al jardín, por donde saltaríamos para evitar a los periodistas que pudiesen quedar en la entrada y desde donde iríamos hacia a mi coche, el cual estaba aparcado en una calle muy cerca de allí.

Lara se encontraba donde la dejé, casi escondida detrás de unos árboles y en la oscuridad, para que nadie la viese.

–Si alguien te ve pensará que estás planeando colarte o algo así –le dije al llegar justo detrás de ella, sorprendiéndola. Me encantaban los pequeños saltos que daba cuando se asustaba.

–Mejor eso a que me reconozcan. Soy la directora de un departamento y no puedo dar esta imagen, entiéndelo –se justificó, orgullosa de su puesto.

–Eres tan preciosa que incluso así les deslumbrarías –la halagué, provocando que sonriese e imaginando lo sonrojada que debía estar.

Nos dirigimos hacia una de las vayas del recinto y salté yo primero. No era demasiado alta y Lara estaba en forma, pero llevar un vestido ajustado y tacones estaba seguro de que no la ayudarían. Subió sin problemas por la verja, pero una vez estuvo arriba parecía no saber qué hacer.

–Anda, salta que yo te cojo –la animé.

–Ni hablar, no quiero aplastarte –contestó algo asustada–. Creo que no voy a poder.

–¿Aplastarme? –reí– Son tan solo algo más de dos metros. Puedo cogerte perfectamente. Además, has salido hace nada por una ventana. Puedes con una insignificante valla –acabé mofándome.

–Idiota... –me llamó, pero parecía más bien divertida–. Está bien –cedió aunque no muy convencida–. Cógeme bien, ¿eh?

Sin pensarlo mucho más, colocó su cuerpo mirando hacia al mío, alargó sus brazos y se dejó caer con un pequeño grito. Pude agarrarla sin problemas de la cintura, bajándola con suavidad, acercándola a mí. Me encantaba sentirla tan cerca.

Y de nuevo, tú © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora