Y de nuevo, tú © [TERMINADA]

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¡¡SORPESA!! Maratón con los dos últimos capítulos. No os olvidéis de comentar como siempre, ¿eh? Lo necesitooo

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MARATÓN PARTE 1 de 2

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Me había pasado toda la mañana durmiendo. Después de la incómoda noche en la clínica, al fin logramos volver a la comodidad e intimidad de la villa, donde no pude desoír la necesidad de dormir que sentía todo mi cuerpo. La cabeza seguía doliéndome levemente, sobretodo en la zona del golpe, y todo el estrés vivido desde hacía varios días –prácticamente desde que comencé a organizar la subasta– tampoco ayudaba a que pudiese sentirme mejor.

Pero Enzo era el bálsamo para todos mis males. Si conseguí dormirme, fue gracias a sus incesantes caricias mientras me abrazaba. Además, despertar al sentir su cálida mano surcar con delicadeza la piel de mi rostro, fue el mejor desvelar desde hacía días.

Era nuestro último día en Bali, pues la tarde siguiente cogeríamos ya el jet de vuelta a España. Me fastidiaba saber que no podíamos aprovechar aquellas últimas horas en la isla del modo que me hubiese gustado, pues según el médico debía reposar y tampoco me veía con fuerzas suficientes para hacer demasiadas actividades. Debía resignarme a los hechos, alegrarme porque mi salud parecía estar bien más allá de la anemia y el estrés, pensando que, quizás, habría otra oportunidad para volver.

Después de comer la ensalada de legumbres que Enzo preparó con cariño, sabía que pensando en mi falta de hierro, vi como las llamadas y los correos electrónicos fueron un no parar en su teléfono. La noticia de la concesión del convenio me había alegrado enormemente el día, pero entre eso y el tema de Andrea Rawson y el intento de boicot, Enzo parecía desbordado.

Decidí llamar a Ana, pues ella se marchaba aquella misma noche y quería despedirme de ella. Se había portado realmente bien conmigo, amenizando mis jornadas y apoyándonos tanto a Enzo como a mí con lo ocurrido la noche anterior. No quería perder el contacto con ella y así también me entretendría un rato.

–Amor, tengo que salir durante un par de horas –me informó Enzo justo cuando comencé a ver una película junto a Ana –¿Estarás bien?

–Sí, no te preocupes –contesté, tranquilizándole.

–Yo cuidaré de tu damisela, caballero de blanca armadura –comentó Ana levantando su mano con el pulgar alzado.

–No sé si eso me tranquiliza –se mofó él–. Sé que te gusta Lara y no quiero que la perviertas –continuó diciendo él mientras se ponía los zapatos, haciéndonos reír.

–No vas desencaminado, pero me sentiría demasiado mal destruyendo vuestra preciosa historia por un simple calentón. Tranquilo que no la voy a seducir –respondió la morena.

–Vale que ayer recibí un golpe en la cabeza, pero hace horas que estoy consciente y no me gusta que hablen de mí como si no estuviese –me quejé a la vez que Enzo se acercaba a mí para dar un beso en lo alto de mi cabeza.

–Lo siento –se disculpó él sonriendo–. Solo que no me acabo de fiar de ella –comentó mirando de reojo a Ana, quien le respondió tan solo sacándole la lengua.

En cuanto Enzo se marchó, Ana no dudó en parar la película para interrogarme sobre mi relación con Enzo. Las jornadas ya habían terminado y, aunque pareciese precipitado, consideraba a Ana ya como mi amiga, así que se lo expliqué todo desde el principio. Pareció fascinada con todo lo que le explicaba, viviendo lo que le iba explicando como si se tratase de ella misma. Incluso se sintió algo decepcionada al saber que el resultado de mi prueba de embarazo había sido negativo, convencida de que tendríamos un hijo hermoso y ambos seríamos unos padres increíbles. Además, me hizo prometer que la invitase a una boda que, según ella, era más que inminente.