12. ¿Dormir?

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12. ¿Dormir?

Algunos de los sujetos que habían acudido para saciar sus depravaciones ya habían estado con anterioridad en el buque. 

Arata estaba feliz de haber conseguido captar tanta atención en los hombres débiles que no podían resistirse a una nueva atracción. Y lo que su muñeca especial entregaba no se podía reproducir en ningún otro lado y eso lo comprendían todos aquellos que no querían desaprovechar la oportunidad de poner sus manos encima en tan preciada joya. 

El haber dejado caer el rumor de que quedaban escasos días de la visita del Paradise acrecentó el interés por repetir o experimentar por primera vez a Shiroi Akuma. La explotación de su extraña condición implicaba a su vez, el requerimiento de las otras chicas para completar el pequeño tour erótico y pervertido, aumentando en consecuencia los turnos con las esclavas, beneficiándose la organización con ganancias astronómicas solo con las chicas regulares, porque lo que obtenía de la Demonio Blanco, no iba a parar a las arcas de la familia Yoshida. Así lo había decidido su padre, que no quería saber nada de ella.

Sonreía para sí mientras guiaba a los cuatro invitados para el siguiente turno, el primero de golpiza grupal de la jornada. La noche anterior dos de los cuatro que lo acompañaban eran los mismos que habían hecho el dúo y habían quedado extasiados por la experiencia vivida, y el menor de los Yoshida había reconocido inmediatamente el potencial que se le presentaba en bandeja de plata y no dudó de ofrecerles una oportunidad única de ampliar su vivencia. Así, esos dos habían invitado a otros más. 

El cuarteto lo seguía con entusiasmo, riendo y bromeando entre ellos. Los nuevos integrantes del grupo eran mucho más jóvenes. Calculaba que tendrían unos veinte años, un par más a lo sumo. No tenía idea de dónde habían salido, pero vestían con ropas caras y habían pagado el alto precio sin protesta alguna. Eso era lo único que le importaba.

Cerraba la procesión uno de los hombres del dueño del barco, el cual se quedaría vigilando la puerta como siempre mandaba hacer ante cualquier inconveniente que pudiera surgir. Después de todo, su niña de oro era su prioridad.

Llegados a destino, Arata abrió la puerta e invitó a sus clientes a ingresar. Dio las indicaciones pertinentes, entregó el habitual conjunto de instrumentos y puntualizó las reglas, especialmente aquella que preservara la virtud de la muchacha. Viendo el brillo lujurioso en las miradas de los cuatro, repitió su tercera norma esperando que no cometieran ninguna estupidez, especialmente los dos más jóvenes que se habían sumado esa noche.

Al salir, exigió a su peón que prestara especial atención a lo que ocurriera en la celda, presto para responder ante cualquier pormenor, porque sería la primera vez que cuatro hombres jugarían con Shiroi Akuma y algo en los ojos vidriosos por el deseo potenciado por alguna droga ingerida, le había clavado cierta duda sobre su proceder. 

Sacudió su cabeza, rechazando cualquier pensamiento negativo y se dirigió a su camarote.

***

Cuando la puerta se cerró dejándola como un cordero entre lobos hambrientos, todos sus instintos salieron a flote. Había tenido que dejarse humillar constantemente, golpe tras golpe, abuso tras abuso, debido a la amenaza latente de que otra de las jóvenes fuera asesinada sólo para escarmentarla. Se había jurado que no permitiría que quitaran otra vida por su culpa. Pero no creía poder soportar la magnitud del desafío que tenía frente a ella.

Los hombres fueron despojándose de la ropa que vestían sus torsos y como si estuvieran sincronizados en algún tipo de danza macabra, los recién llegados se desplazaron por la celda para rodearla desde los cuatro extremos. Quiso retroceder, pero chocó con el fuerte pecho de uno de ellos, sintiendo de inmediato cómo la sujetaba por sus brazos, buscando inmovilizarla. 

Demonio Blanco - Lágrimas de Oro - (Shiroi Akuma #1) - #HA2023Where stories live. Discover now